Carlos / Colón

d e glorias, deshonras y olvidos

La ciudad y los días

09 de diciembre 2013 - 01:00

NO soy aficionado al fútbol. Si lo fuera, sería eso que los comentaristas y los aficionados llaman "resultadista": el partido mejor jugado es el partido ganado. El compañero Eduardo Florido escribía ayer: "Pasarán decenios y se recordará a José María del Nido como el hombre de los seis títulos. Y pasará ese mismo lapso y permanecerá como una mácula imborrable su condena a siete años de prisión. (…) Y cada cual pondrá en una balanza la gloria y en la otra la deshonra, y el fiel se vencerá hacia un lado o hacia otro según el juicio de cada uno".

No sé qué harán los aficionados, porque lo desconozco todo sobre el fútbol y las pasiones que despierta. Desde la afición a la cultura sí les aconsejo que escojan la gloria y olviden la deshonra. Es lo que se hace en el universo intelectual. Genet estuvo encarcelado por ladrón y falsificador. Ser antisemita y nazi, además de haber estado encarcelado por colaboracionismo con los alemanes, no le impidió a Celine que su Viaje al fin de la noche fuera y sea considerada una obra maestra. Emilio indio Fernández, el mejor director de la historia del cine mexicano, fue encarcelado acusado de homicidio como consecuencia de uno de los muchos altercados que protagonizó en su agitada vida, sin que ello reste valor a sus películas. Tras matar durante una borrachera a su amante, el escritor William S. Burroughs siguió siendo considerado uno de los padres de la contracultura y una de las figuras mayores de la generación beat. Ezra Pound fue internado en un manicomio para salvarle de la pena de muerte por su siniestro papel en la Italia fascista.

Parece que el mundo de la cultura tiene más manga ancha para con las "debilidades" de sus celebridades. Hasta hay quienes celebran sus delitos como una genialidad más. O quizá es que en ese mundo se utiliza un criterio más justo y objetivo que separa las deshonras personales de las glorias artísticas o intelectuales. Mi experiencia me dice que se dan las dos posibilidades. Por lo tanto no se agobien los amigos sevillistas por Del Nido. Tomen ejemplo del mundo de la cultura, pongan en valor la gloria de los seis títulos y olviden la deshonra de los hechos condenados. Pero no exageren y dejen ahí la cosa. No vaya a ser que también imiten a algunos colegas de la cultura que celebran las sombras del personaje como marca de su genio y el delito como desafío a lo que llaman "convenciones burguesas".

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