Luis Carlos Peris

El gol de James Rodríguez, esa obra de arte

Desde mi córner

01 de julio 2014 - 01:00

CREO, en mi condición de seguidor impenitente de esa maravilla que es el fútbol, que en este fantástico Mundial que sólo tiene la pega de que defenestró a mi equipo pasará a los anales el gol del colombiano James Rodríguez a Uruguay. Fue de una belleza incontestable y equipado de la intensidad de fútbol en estado puro. Esa forma, de espaldas al área, de bajar con el pecho un balón llovido y patearlo a la media vuelta...

Sigue estando el gol de Maradona a Inglaterra de México 86 a la cabeza de esa tabla de goles hermosos que depararon y continúan deparando los Mundiales. Aquello fue, además, el quite con el que el Pelusa se hizo perdonar la trampa del gol con la mano a Shilton. Luego están otros goles de formidable factura y en ese cuadro de honor figuran curiosamente algunos vicegoles que llevaron la firma del que fue considerado mejor futbolista de la historia, Pelé.

Viene al pelo recordar cuestiones tan cargadas de literatura como los no goles de Pelé. En primer lugar está el que intentó marcarle a Viktor desde el centro del campo y que, a pesar de ir fuera, sirvió para que todas esas intentonas tomasen el nombre de gol a lo Pelé. Luego, el que intentó marcar a Mazurkiewicz dejando pasar la pelota para, sin ángulo casi, cruzarla demasiado. Figuran estos dos lances, paradójicamente, en la lista de mejores pasajes del Mundial. Cosas que pasan.

Ese gol de James Rodríguez en Maracaná ha entrado de lleno en el Olimpo de los grandes goles del Mundial. Un gran gol se convierte en grandísimo si se logra en una Copa del Mundo y éste que marcó el colombiano ya está como el más brillante de un Mundial especialmente brillante. Y fue, además, en el escenario soñado, en Maracaná, lugar emblemático para todos en general y particularmente triste para nosotros por las cosas que nos han pasado allí tras lo de Zarra.

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