Francisco Correal

El gran dictador

cuchillo sin filo

18 de mayo 2012 - 01:00

PASEABA por la Avenida y me fui encontrando con autores de libros que yo había presentado. A Jean-Christophe García Baquero le presenté en La Carbonería su novela La madeja y el do, que escribió sacándole tiempo a sus menesteres profesionales en Bruselas. Allí conoció a una emigrante de ascendencia cordobesa con la que ayer paseaba mientras empujaba el carrito con su hijo Antonio, de año y medio, que mantiene así el nombre de su abuelo, uno de esos historiadores que nunca cayó en la historieta. Por discreción y pudor no cité en presencia de su joven esposa la devoción que el personaje de su novela sentía por la actriz Leonor Watling.

Unos metros más adelante, fue el poeta Manuel Jurado López quien me saludó entre los raíles del Metrocentro, sorteando ciclistas y patinadores. No hace mucho le presenté su novela Los meteoros, ambientada en su barrio natal del Cerro del Águila. Debe haber pocos escritores premiados en más comunidades autónomas. El último galardón ha sido la trigésima edición del premio de Poesía Ciudad de Badajoz por su libro Crónicas de Atenas. Una temática muy actual precedida de un fragmento periodístico, una cita de Thomas Bernhardt y una letra de Sex Pistols. Tiene la gentileza de dedicarme su poema Periodismo de alcance, halago completamente inmerecido pero que es alfombra perfecta para el tercer encuentro.

La Plaza Nueva se llenó de escolares con la leyenda IES Chaves Nogales en sus camisetas. El periodista al que se dedica la Feria del Libro de Sevilla da nombre a un instituto en la calle Doctor Madrazo Osuna, en Sevilla Este. Dos nombres propios unidos por una patria común y una muerte lejana. Chaves Nogales murió de una peritonitis en Londres en 1944 después de que los nazis registraran su casa parisina. El doctor Fernando Madrazo Osuna falleció en 1997 víctima de un atentado cuando colaboraba en Ruanda con Médicos del Mundo.

Dos alumnos de primero de ESO del instituto Chaves Nogales me preguntaron los años que vivió el patrono de su centro. Tenía tan reciente la presentación de su libro Bajo el signo de la esvástica (Almuzara) en compañía de David González Romero y con la baja de Eva Díaz Pérez porque tenía cita con Bruce Springsteen, que respondí sin pestañear: 47 años. Por acertar en su Cesta y puntos, me regalaron un separapáginas que uso para no perder la referencia de este retrato del Führer digno de El gran dictador: "Si en vez de rechazarlo en la Academia de Pintura de Viena por malo y tener que empujarlo a pintar puertas para ganarse la vida le hubiesen comprado unos cuadritos y le hubiesen publicado unos sueltos encomiásticos en los periódicos, no hubiese habido tal Hitler".

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