ME gustaría comentarles la última obra -que pone los pelos como escarpias- de Stephen King. Pero no me estoy refiriendo al conocido novelista norteamericano, sino al economista jefe del HSBC, uno de los mayores bancos mundiales, y que fue con anterioridad alto funcionario del Tesoro británico. Quizá un avatar del primero. O al revés. El libro en cuestión se titula Losing Control: The Emerging Threats to Western Prosperity y ha sido publicado recientemente por la Universidad de Yale. A priori, por tanto, no parece un panfleto editado por algún sindicato anarquista, aunque su contenido se aleje un tanto de las premisas difundidas una y otra vez por los voceros del liberalismo. King, en el ensayo en cuestión, no parece sino reiterar esas letanías que a algunos se nos antojan de Perogrullo pero sobre las que no se termina de hablar demasiado. A saber: que la creciente población mundial, en especial la emergente clase media china e india (calcule cuantas veces la europea puede llegar a ser dentro de diez años) va a demandar tal cantidad de materias primas que el precio de éstas terminará disparándose (o su existencia agotándose); que en un mercado globalizado, Europa, para un gran numero de productos y servicios, ha dejado de ser competitiva; y que, en el caso de España -para esto tampoco hace falta ser un halcón-, tendremos durante muchos años un crecimiento tan débil que apenas se creará empleo. ¿Se imaginan a cualquiera de nosotros, con nuestros michelines, corriendo contra Usain Bolt? Pues más o menos lo mismo.

Sin embargo, el mantra neoliberal repite a diario que, aun con 9.000 millones de habitantes sobre la Tierra consumiendo alocadamente, el planeta alberga los recursos suficientes como para que todos podamos vivir como un escandinavo; que habrá un tránsito indoloro hacia otras fuentes de energía más limpias y eficientes (¿recuerdan aquello de que la Edad de Piedra no se acabó por el agotamiento de los guijarros?); que aunque los costes laborales de los países asiáticos sean imbatibles, en Occidente se crearán yacimientos laborales alternativos dedicados a la elaboración de productos de mayor valor añadido (¿?); que la agricultura transgénica nos dará a todos de comer de forma saludable sin tocar un solo árbol del Amazonas... etc. No somos en esta sección unos abanderados del wishful thinking que los seguidores del mercado predican, por eso nos llena de orgullo y satisfacción leer a un converso como Stephen King poner en tela de juicio las bondades de la mano invisible para solucionar los desajustes de un sistema que hace aguas por todos lados. A ver quién es capaz de restaurar los diques.