La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Las tres necesidades de la Sevilla de Antonio Muñoz

El nuevo alcalde dispone de año medio. Basta con que limpie, reduzca el urbanismo duro y no ponga trabas a los empresarios

Antonio Muñoz

Antonio Muñoz / Antonio Pizarro (Sevilla)

Algún ilustre asistente al Pleno de investidura como alcalde de Antonio Muñoz se hacía ayer una pregunta al bajar por la escalinata principal del Ayuntamiento. “¿Y este buen hombre que habla tan bien qué puede hacer en la ciudad en año y medio?”. Habría que responderle al estilo de Felipe en los debates electorales. Pues mire usted, sobre todo conviene que no haga el ridículo, porque sufrimos demasiados políticos que lo hacen. Y se puede salir de muchos sitios, pero es muy difícil salir del ridículo. Dificilísimo.

En año y medio puede y debe sacarle el máximo partido a Lipasam para que Sevilla deje de estar guarra y afeada. Tenemos más hoteles de cinco estrellas que nunca y hay calles que parecen pocilgas del Tercer Mundo. La limpieza consiste en mucho más que la recogida de residuos urbanos. Bastaría con que el nuevo alcalde se afanara en este objetivo y, tal vez, se implicara en suavizar alguno de los espacios duros que sufrimos los sevillanos desde hace años. Nos conformaríamos con presenciar a diario la infantería de barrenderos y limpiadores de pintadas y la instalación de sombra, vegetación y fuentes en alguno de los espacios soviéticos que lastran la ciudad. Con eso y con que los servicios públicos funcionen se pueden ustedes dar por satisfechos en tan poco tiempo.

Hay que pedirle a Muñoz que no incurra en las fatuidades de muchos de los dirigentes públicos de hoy. No nos interesa que nos cuente sus viajes, los deportes que practica, ni los niños que abraza. Ha de gestionar un presupuesto público de acuerdo con el interés general y las prioridades sociales, no darnos la brasa con su vida. Así lo ha hecho hasta ahora, esperamos que no cambie el estilo. No nos interesan tampoco la fotos del mar, ni que nos obsequie cada mañana con frases amables de azucarillos del café, ni que nos cuente si se toma una cerveza en la Plaza del Salvador con sus amigos íntimos o alquila un domingo por la mañana una barquita en la Plaza de España con sus familiares. Esperamos que sea un ejemplo de seriedad, discreción y eficacia en este año y medio, de normalidad en las relaciones institucionales y de apertura a todos los sectores de la ciudad.

Las citas literarias están muy bien, los discursos con referencias a todas las Sevilla también. Pero un alcalde debe por encima de todo dejar la ciudad mejor de lo que se la encontró. Sevilla tiene tres necesidades que tienen que ser referidas al alcalde. No ponga trabas a los empresarios que crean riqueza, reduzca el urbanismo duro y limpie la cochambre. Lo demás viene rodado. Pero el alcalde debe concentrarse en estos tres objetivos. No hay tiempo para más. Ni es poco lo que se le exige.

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