La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La importancia del tío de los botellines
Trescientos dieciocho pasajeros atrapados en un tren toda la noche, más de 14 horas, por avería, otra avería, de una catenaria. Una señora de 84 años tuvo que ser evacuada. Un viajero escribía en su red social: “Llevamos más de 13 horas atrapados en mitad de un llano en Toledo, sin electricidad, sin baños, con un calor insoportable y rodeados de insectos”. Resultaron afectados 18 servicios Avant y 26 de AVE, trenes de larga distancia con origen o destino en Málaga, Granada, Cádiz y Huelva, y de media distancia con origen o destino en Toledo y Puertollano. Menos grave que verse encerrado en un tren durante tantas horas, pero también desesperantes, son los enormes retrasos padecidos en estaciones abarrotadas en plena ola de calor tras 14 horas de suspensión de la circulación.
Nunca había pasado algo igual. El viaje de Zhivago y su familia de Moscú a Varykino en un vagón de ganado con literas de madera es una broma al lado del encierro durante 14 horas en medio de la nada. En muchas películas los trenes tienen un significado que va más allá del transporte, desde el que Celia Johnson no coge (y el que no la coge) al final de Breve encuentro, el de las 3:10 para Yuma o el del tan sugerente final de Con la muerte en los talones. Mientras el ministro del ramo, Óscar Puente, tan activo en las redes insultando a los socialistas no sanchistas (“resentidos”) o a Aznar (“el psicópata este”) vuelve a guardar silencio sobre su responsabilidad, el caos de los trenes es un símbolo ferroviario de la descomposición del PSOE tras la avalancha de escándalos que de momento ha culminado con la entrada en la cárcel de esa persona que según Montero no tiene nada que ver con el PSOE.
Escribía ayer Javier Cercas en El País: “Esto no da más de sí: por el bien de su partido, de la izquierda y de la democracia, el presidente a quien muchos votamos debería dimitir”. Entran ganas de decirle que, como la sarna del refrán, voto con gusto no pica, pero mortifica. Imagínese el señor Cercas cuánto mortifica, además de picar, a quienes no le votaron. Y no creo que nadie votara a Sánchez sin saber a quién lo hacía. ¿O ignoraban, entre otras cosas, lo de la urna tras la mampara en octubre de 2016? Es verdad que esto no da más de sí. Pero dará mientras a Sumar, Bildu, ERC y compañía les convenga.
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