La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Las pequeñas vacaciones

Se acabaron las vacaciones que instituyeron al rodríguez que tanta gloria dio a las comedias españolas

El disfrute generalizado del descanso tiene su origen, como tantas otras cosas relacionadas con la humanización de las condiciones de vida y la extensión a todos de privilegios antes reservados solo a poderosos y pudientes, en el judeocristianismo. Primero fue la prohibición judía de trabajar el sábado, luego trasladada por los cristianos al domingo. 20 siglos después las vacaciones en el mar, el campo o la montaña, practicadas desde antiguo por las clases altas y progresivamente puestas de moda entre las clases medias desde el siglo XIX, se universalizaron gracias a los 12 días de vacaciones pagadas que el Gobierno francés del Frente Popular legisló en el verano de 1936. En 1956 pasaron a ser tres, en 1968 cuatro y en 1981 cinco. En España fueron reconocidas teóricamente por la II República, pero no fueron efectivas hasta los años 60.

Fueron pues los franceses los pioneros de las más largas vacaciones del mundo poniendo de moda dos expresiones de origen escolar: "Les grandes vacances" (las grandes vacaciones) y "la rentrée" (la reentrada, la reincorporación). Pues eso se acabó sin necesidad de que las leyes cambien. Mandan el mercado, las empresas, las costumbres, los nuevos modelos de familia, los viajes low cost… Y las grandes vacaciones, sin que cambien las leyes, son historia.

Hoy muy pocos pueden disfrutar de un mes seguido de vacaciones y a muy pocos les apetece hacerlo. Las presiones de las nuevas exigencias profesionales se han combinado con nuevas apetencias y lo más habitual es que las vacaciones se fragmenten -en el mejor de los supuestos- en un par de semanas en verano (salpicadas en los casos de ciertas responsabilidades de llamadas y sesiones de esa oficina portátil que es el ordenador) y el resto repartido a lo largo del año para hacer micro viajes de entre dos y cuatro días aprovechando puentes.

Se acabaron hace mucho las tan frecuentes vacaciones de un par de meses que instituyó la figura del rodríguez que tanta gloria dio a las comedias españolas de los 60 y los 70 (sin olvidar La tentación vive arriba). Y no solo por las más duras condiciones laborales actuales, ni por la incorporación de la mujer al trabajo, sino porque son cada vez menos quienes soportan una tan larga convivencia y un tan largo ocio. Hasta el punto de que año tras año se nos informa que en las vacaciones de verano aumentan las rupturas de parejas. Así acabó la conquista de un derecho.

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