Crónicas Levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

jmmarques@diariodecadiz.com

El pestillito de la consulta del SAS

La mayor parte de las agresiones tienen su causa en el paciente que quiere imponerle al médico el fármaco que le dice doctor Google La Semana Santa entra en las escuelas Todo no puede ser imitar a Cataluña

Una consulta médica.

Una consulta médica. / EFE

NO son pocas: el registro oficial de agresiones a médicos y sanitarios recoge 1.564 incidentes con médicos y sanitarios en Andalucía a lo largo de 2023, de los cuales 287 fueron ataques físicos, mientras que el resto corresponde a insultos, amenazas y vejaciones. Buena parte de las agresiones tuvieron su causa en el doctor Google, ese doctor virtual y sabelotodo que nos recomienda qué debemos tomar y cuál es el medicamento preciso, ése que el médico del SAS se niega a prescribir y por el cual comienza una parte importante de las trifulcas recogidas en los ambulatorios y hospitales. El segundo caso más habitual es el que llega desesperado con las esperas y lo paga con la primera bata que se le cruce, aunque las mujeres y enfermeras son quienes más lo sufren.

Hace unos días fui a un centro de salud, entré en una consulta de Urgencias y me echaron el pestillo; sí, el pestillito de la puerta, como el que algunos padres colocan en los dormitorios, aunque éste no era para asegurarse la intimidad, sino que le sirve de protección y de instrumento de tranquilidad a la doctora que me atendió. Ya antes había leído en la puerta el cartel en el que se informa que cualquier agresión verbal y física al personal sanitario puede incurrir en un delito penal que llega a estar castigado hasta con prisión. La puerta de la médica era como un Muro de las Lamentaciones, porque al cartel del aviso penal se sumaba otro que informaba que en la Atención Primaria de la ciudad se habían perdido 18.979 citas médicas en un mes. Son citas a las que no se acude pero tampoco se anulan a pesar de que es una operación que no necesita ningún esfuerzo si se hace a través de la aplicación móvil del SAS.

En la privada te llaman y envían mensajes al móvil para confirmar, porque la masificación se han extendido por todos los servicios de salud después de la pandemia de Covid, ahora es más fácil descubrir a un lince mimetizado entre los lentiscos de Doñana que a un dermatólogo. La Consejería de Salud, de hecho, está probando un sistema automático similar para confirmar las citas y ganar esos tiempos perdidos.

Lo que parece descartase es la contratación de guardias de seguridad en los centros de salud, debido a su alto coste económico. Sólo los hay en algunas zonas muy conflictivas y en los hospitales, y tampoco está claro que un tipo en la puerta evite el broncazo o el empujón al médico. El llanto por el principio de autoridad perdido sólo lleva a la melancolía, pero sólo piensen un rato en lo que supone tener que ir a trabajar por miedo a que un tarado transitorio te parta la cara. Para quedarse en casa.

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