ES un sábado por la tarde cualquiera, no es de cuaresma ni de vísperas y la capilla de los Marineros de la Esperanza de Triana es un entrar y salir de gente joven, un punto de encuentro antes del jolgorio, una cita anterior a la caña, una muestra de la sorprendente fortaleza de esta religiosidad popular andaluza.

Cuando Vox irrumpió en las elecciones al Parlamento andaluz de 2018, incluyó la protección de la Semana Santa como propuesta en los acuerdos de investidura de Juanma Moreno, y todos nos preguntamos por qué si ésta no corría peligro; su único riesgo, en cualquier caso, son los excesos y la masificación que sufre en algunas ciudades y que es prólogo de su futura turistificación.

La consejera de Educación, Patricia del Pozo, ha redactado una instrucción a los colegios e institutos públicos para que programen actividades relacionadas con la Semana Santa, tales como visitas a capillas, recreaciones de “un pequeño museo cofrade” y audiciones de música propia de la fecha. Es un nutrido listado de propuestas en la que echo en falta al pregón, que es esta pieza de exaltación cofradiera que se ha inscrustado entre las herramientas de propaganda del Gobierno andaluz tal como pudimos escuchar el pasado 28 de Febrero de la voz del propio Juanma Moreno, nuestro presi.

A pesar de que el protocolo de San Telmo ha elevado el rango autonómico del objeto a la pompa versallesca de la mano de Modesto Cabezas, a Juanma no sólo le llama por este apócope la presentadora de Master chef, también la bailaora Sara Baras se refirió al presi cuando lo invitó a subir el escenario el sábado pasado al final de su actuación en el Cartuja Center. Animadle, que un día se nos queda allí y nos larga el pregón infinito.

Las circulares de Patricia del Pozo siempre hay que atenderlas, porque es lo más ideológico que nos vamos a encontrar en este Gobierno émulo de Siempre así. Con motivo del Día Escolar de la Paz, la consejera envió una circular a los centros para que centrasen la celebración del pasado 30 de enero en ETA. No en Gaza o en Ucrania, conflictos bélicos de una actualidad hiriente, sino en la extinta banda terrorista vasca. A la vez firmó un convenio con la Fundación Villacisneros para que fuese por los institutos hablando de las víctimas y, de rondón, de la conexión de ETA con Bildu, y de éstos con el Gobierno de Pedro Sánchez. Todo muy sutil, como del Pozo, pero de doctrina.