Crónicas Levantiscas

Juan Manuel Marqués Perales

jmmarques@diariodecadiz.com

La amnistía abre la legislatura

Si hay Presupuestos, hay legislatura y la si hay, habrá más dimisiones, ni Armengol ni Cerdán tienen asegurada su permanencia Intereses particulares, visiones cortas Ábalos y su Luca Brasi cabalgan juntos

Pedro Sánchez llega a Brasil para su visita oficial de tres días.

Pedro Sánchez llega a Brasil para su visita oficial de tres días. / EFE

JOSÉ Luis Ábalos y su satélite Koldo han trastocado el plan de supervivencia del Gobierno de Pedro Sánchez. El manual de resistencia no contemplaba la corrupción y por primera vez ha aflorado la incertidumbre entre quienes mostraban una seguridad granítica en alcanzar el final de esta legislatura. Después de lo sucedido entre el 28 de mayo, fecha de las elecciones municipales, y el 23 de julio, día de las generales, es muy humano que el PSOE crea en la infalibilidad de su líder.

Tal es la preocupación que el proyecto de ley de amnistía, cuyo dictamen se aprobará hoy, se ha convertido en un balón de oxígeno para Pedro Sánchez, porque eso le llevará a los Presupuestos Generales del Estado y, de ahí, a un reseteo del partido para saldar las responsabilidades políticas del caso Ábalos y su Luca Brasi. En ese nuevo contexto, ni Francina Armengol ni Santos Cerdán tendrán asegurada su permanencia.

Camino de Brasil, Sánchez anunció el acuerdo de la amnistía a los periodistas como una ventana de salvación en estos días en los que la repercusión de la panda de Ábalos puede llegar a todos los ámbitos. No en vano ha sido el número dos del PSOE y uno de sus ministros principales.

La amnistía ha ido mal porque no ha sido reconocida por los futuros agraciados como un instrumento para la reconciliación ni para aceptar la legitimidad del Estado, tal como Carles Puigdemont le viene restregando a los socialistas en todas las ocasiones; es más, su regreso a Cataluña irá acompañado de todo el boato popular posible con la intención de humillar un poco más.

El hombre de Waterloo querrá emular el regreso victorioso de Tarradellas en la Transición, y aún hoy veremos cómo se muestra ufano de haber conseguido que el Gobierno haya cambiando una vez más el texto de la amnistía para dar cabida a todas las sospechas y temores que los independentistas albergan sobre los jueces del Tribunal Supremo.

Por eso la estrategia del Gobierno es la de pasar esa página lo antes posible con la esperanza de que la amnistía se olvide en el pasado con el devenir de otras preocupaciones, tal como ocurrió con los indultos, aprobar después unos Presupuestos que supongan dos años de pulmón legislativo y tratar de cambiar el marco de debate en el país: mientras el objeto sea la cuestión territorial y la corrupción, el PSOE seguirá a la baja.

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