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Todo está en san bernardo

El barrio lo tiene todo, edificios antiguos, modernos, casas, hoteles, oficinas y bares

El barrio de San Bernardo era un arrabal y ahora es el centro de la ciudad. En concreto el centro geométrico de la Sevilla que define la SE-30, de hecho, la nueva ronda histórica. Una Sevilla que por tamaño y servicios se ha hecho policéntrica, como hemos comprobado con la campaña de vacunas para el Covid-19, en la que, además de los centros de salud de barrio, se han dispuesto grandes centros situados de sur a norte, de Los Bermejales al Estadio de la Cartuja y en el entorno de San Bernardo, en el polideportivo de la Facultad de Económicas y ahora en la Facultad de Derecho. Una ciudad que ha superado definitivamente el modelo de ciudad amurallada y viejos arrabales e incluso el de rondas y barriadas.

Y en el centro de todo el continuo urbano, el barrio de San Bernardo. Que como es sabido toma su nombre del santo del día 22 de agosto de 1247, en el que acamparon las huestes del rey Fernando de Castilla, al otro lado del arroyo Tagarete, para montar sitio a la ciudad almohade. Un pequeño barrio que conserva su trazado, el parcelario y los nombres de las calles. Cierto que de las gentes que lo poblaron, vinculadas al viejo matadero y a la fábrica de artillería, no queda más que el recuerdo. Pero el barrio está en pie, reconocible, y ha sobrevivido a las riadas de los sesenta y a los planes de demolición sistemática de los setenta, que sólo la movilización de algunos vecinos con el apoyo del Colegio de Arquitectos pudo parar. Claro que ya no es el mismo, pero esta ahí, y sus casas siguen dando fachada a calles como Campamento, Huestes, Santo Rey y como homenaje a un hijo del barrio, la calle Torero Manolo Vázquez.

Un barrio que, en su nuevo callejero, marca lugares de la ciudad como Enramadilla y señala, con la calle Tren de los Panaderos que mira a las viejas aguadas conservadas en el jardincillo del barrio, los muros y cerchas del viejo almacén de locomotoras del ferrocarril que traía el pan desde Alcalá de Guadaíra. Un barrio que busca nuevos horizontes, cosiendo las costuras con la ciudad, con nombres de nuevas calles homenaje a sevillanos de postín como Juan de Mata Carriazo y el pintor Juan Miguel Sánchez que junto a la calle Jazmineras, definen la manzana donde se edifica un nuevo hotel, cuyos salones y dependencias ya parece que traen sus nombres de la mano. Un barrio que pide a gritos que cuanto antes se abran las puertas de la Fábrica de Artillería, para que por su calle central fluyan los visitantes y curiosos desde la avenida de Eduardo Dato hasta la calle Cofia, al lado de la parroquia, después de admirar su arquitectura.

Un futuro esperanzador para un viejo barrio que lo tiene todo, edificios antiguos, renovados y modernos, casas unifamiliares y de pisos, apartamentos turísticos y hoteles, bares y restaurantes, oficinas y despachos profesionales, calles con los nombres de siempre y nuevas vías como la dedicada a Clara Campoamor, junto a los nuevos juzgados de la Buhaira. Una muestra de la ciudad que deseamos.

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