Santa Justa, símbolo de la incompetencia

13 de mayo 2025 - 03:07

De alguna manera, la estación de Santa Justa es un icono fallido. Lo fue desde el principio. De su diseño y construcción, en los albores del 92, se encargaron Cruz y Ortiz, que alguna vez han contado la multitud de problemas que tuvieron debido a los obstáculos que les ponían dos ingenieros del Ministerio de Transportes. Pese a que el resultado final fue un edificio rotundo y moderno, que muchos percibimos como el gran hall de Sevilla, los dos arquitectos sevillanos nunca estuvieron contentos del todo, ni con el resultado final ni con la evolución que ha tenido después.

Pese a todo, Santa Justa fue un gran avance para la ciudad. Supuso el final del dogal ferroviario que asfixiaba la ciudad, aunque también el de las estaciones de Cádiz y Córdoba, con un sabor provinciano de viaje antiguo que, como las golondrinas, no volverá. Se convirtió, además, en terminal de uno de los ejes más importantes en la economía andaluza, aquel que une a Sevilla y Madrid mediante la Alta Velocidad. Hoy no nos acordamos del gran avance que supuso poder llegar a la capital de España por tren en apenas dos horas y cuarto. El AVE, además de suministrarnos turistas a mansalva, permitió a los jóvenes sevillanos trabajar en Madrid sin romper con su ciudad natal, agilizó enormemente la conexión con Barajas (y, por tanto, con todo el mundo), permitió hacer gestiones en el Foro o ir a ver una exposición en El Prado sin tener que hacer noche (con el consiguiente ahorro y comodidad)... En definitiva, acercó Sevilla a una ciudad que es fundamental en España, Europa e Iberoamérica.

No se puede entender Santa Justa sin el AVE y, por eso, cualquier alteración en los trenes de alta velocidad supone un auténtico caos en el gran hall de Sevilla. Dañar, como se está haciendo, la conexión Sevilla-Madrid es absolutamente perjudicial para la imagen y la economía no solo de la capital andaluza, sino de toda la comunidad autónoma. Por esto es especialmente grave esta continua interrupción del tráfico de alta velocidad (y de tantos otros) que vivimos en los últimos tiempos, algo que está minando la confianza de los viajeros. Santa Justa se ha convertido en la escollera donde naufragan no pocos pasajeros que ven cómo se cancelan y retrasan sus trenes con las consabidas consecuencias: pérdida de vuelos, incomodidad extrema para niños y enfermos, ansiedad producida por la desinformación... ¿Quién es el responsable del caos –sí, caos– en Santa Justa? El ministro Óscar Puente, príncipe de la incompetencia. No puede ser otro. También los que lo amparan con teorías conspiratorias que lo único que intentan es acallar las voces críticas.

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