Teodoro León Gross

El sarpullido de la bandera andalucista

En tres palabras

Juanma Moreno.
Juanma Moreno. / Pepe Torres / Efe

23 de octubre 2022 - 06:00

« BANDERA »

Se ve que Juanma Moreno, más allá de ganarle las elecciones al PSOE, aspira a reemplazarlo como partido institucional andaluz. Se ha hecho con el espacio central, absorbiendo a Ciudadanos –operación rematada con el fichaje de Juan Marín– y también con mucho voto moderado del PSOE como se certificó el 19-J. Y su andalucismo quedó bendecido esta semana por Alejandro Rojas-Marcos, depositario del legado sentimental. Para Moreno es natural ese andalucismo que fue la asignatura pendiente para la derecha por largo tiempo. Rojas-Marcos le pidió que el 4-D fuese el Día de la Bandera Andaluza, y así será. Resulta irónico que sea un presidente de derecha quien vaya a consagrar en el calendario "la fecha icónica del nacionalismo califal de izquierdas", como Luis Sánchez-Moliní define certeramente el 4D.

Moreno ha revolucionado la lógica del centroderecha. De hecho, se ha aficionado a esa idea. Esta semana ha anunciado una "revolución digital", pocas semanas después de su "revolución fiscal", en la legislatura de la "revolución verde". Y todavía queda por ahí una "revolución de la mentalidad" y una "revolución hidrológica". ¡Es el Robespierre de Alhaurín el Grande! Se hace rara esa insaciable pulsión revolucionaria en un conservador, puesto que nunca les gustaron las revoluciones porque en ellas, como le gustaba decir al maestro Manuel Alcántara, siempre se rompe mucha vajilla. Y otras cosas. En fin, son demasiadas revoluciones, aunque para Juanma Moreno, al cabo un centrista a menudo más cerca de la socialdemocracia que del conservadurismo, revolución signifique un vuelco de las cosas dentro del orden. El caso es que su revolución centroderechandalucista está ahí, y finalmente el 4-D lo llevará el PP al BOJA después de 37 años de PSOE. A él, eso sí, le falta tatuarse un fondo blanquiverde en su soso A58, que así parece un modelo de Audi o una autovía extremeña. Pero el Día de la Bandera Andaluza va a llevar la firma de un presidente del PP. Algo de revolución sí que hay.

Juan Marín.
Juan Marín. / Raúl Caro / Efe

« SARPULLÍO »

En la izquierda lo de la bandera ha caído mal, muy mal, como una ostra con vibrio. Son conscientes de esa estrategia amenazante para ellos que está desplegando el líder andaluz del PP, y por eso le refutan el andalucismo. Claro que apropiarte de una bandera, negándosela a otro, tiene mala defensa. Para Teresa Rodríguez "el andalucismo sólo tiene sentido si es de izquierdas; por eso no entiendo bien que Juanma Moreno Bonilla pueda definirse como andalucista". Ella entiende que haya regionalismos de derechas en sitios ricos, como Baviera o Lombardía, pero eso no vale en Andalucía donde "derecha y andalucismo es un oxímoron". Claro que lo suyo no deja de ser un nacionalismo de izquierda, que sí que es un oxímoron. Pero en España se da esa secreta fascinación en la izquierda por los nacionalismos, en los que ven algo progresista aunque sean proyectos insolidarios y supremacistas como en Cataluña o País Vasco.

El PSOE apuesta por una línea argumental insólita: "La derecha nunca estuvo en el 28-F ni en el 4 de diciembre. ¡No estuvo! Bueno, sí estuvo... estuvo convenciéndonos de que no consiguiéramos la autonomía". Ciertamente así fue, y la derecha pagó largamente eso, mientras el PSOE acertaba a hacerse con la bandera andaluza disfrutando de una hegemonía prolongada; pero cuestionar a Juanma Moreno en 2022 por lo que hicieron otros en 1977 o 1980 es absurdo. ¿O entonces hay que negarle al PSOE que pueda ser socialdemócrata, porque en 1977 eran marxistas? Qué cosas. Todos cambiaron, Alianza Popular quedó atrás, como el marxismo. Llamar "sucesor de Fraga" a Juanma Moreno, como ha hecho el presidente del PSOE-A, Manuel Pezzi, resulta casi tan absurdo como llamarlo a él "sucesor de Largo Caballero" para definirlo como estalinista.

Es demasiado obvio que en el PSOE llevan mal ese andalucismo en la otra orilla, sin duda porque realmente creen que constituye una estrategia inteligente y amenazante. Pero no deberían equivocar el análisis, porque su mayor debilidad no se debe al PP precisamente, sino a Moncloa. Y lo malo no es tanto perder unas elecciones como no entender lo que está pasando.

Teresa Rodríguez.
Teresa Rodríguez. / M. G.

« PUENTAZO »

Si el 4 de diciembre se convierte en festivo andaluz, el actual puentazo de la Inmaculada Constitución va a ser el Acueducto de la Inmaculada Constitución Blanquiverde, del 4 al 8 más lo que caiga de fin de semana por detrás o por delante. Rojas-Marcos sugirió celebrarlo el 7-D, día que reunió a todos, izquierda y derecha. No tardará en haber coñas sobre la habilidad de los andaluces para inventarse unas vacaciones prenavideñas.

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