La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Tan sevillanos como el que más

No es necesario ser católico para disfrutar las obras de arte y celebraciones religiosas y emocionarse con su belleza

En el artículo del pasado día 15 escribí que la Virgen de los Reyes es lo más sevillano de Sevilla y esa mañana, junto a las de Reyes, Domingo de Ramos y Viernes Santo, la más sevillana del año. Aclarando que no llamaba sevillano a lo que responde a un gusto, unas creencias o unos recuerdos personales, sino a la obra de la historia a lo largo de los siglos, a lo que durante generaciones se ha vivido, edificado, pintado, esculpido o escrito en Sevilla, conformándola tal y como es. Y un lector me preguntaba: "Está claro que la Virgen de los Reyes es pura solera e historia de Sevilla pero, ¿me va a decir usted que la procesión de la Virgen no es un tema de gustos y de creencias? ¿Diría usted, en pleno siglo XXI, que los que no somos católicos ni pensamos que tantas procesiones sean una buena cosa -pero respetamos a los aficionados a ellas- no somos 'tan sevillanos como el que más'? Espero que no". Le contesto.

La Virgen de los Reyes -tanto su imagen como su procesión-, al igual que otras imágenes y celebraciones religiosas sevillanas, excede el ámbito de las creencias para inscribirse en los de la historia y el arte. No es necesario ser católico para admirarlas como obras de arte y celebraciones capaces de provocar emociones. No es necesario ser pagano para admirar la Victoria de Samotracia, la Venus de Milo o el Zeus o Poseidón del cabo Artemisio. No es necesario ser budista para sentir la fuerza interior del Buda de Kamakura. No es necesario ser judío para conmoverse en los servicios religiosos de Yom Kipur, desde el canto inicial de Kol Nidré a su cierre con el sobrecogedor sonido del shofar, antiquísimo instrumento ceremonial fabricado con un cuerno de carnero. No es necesario pertenecer a la Alta Iglesia para emocionarse oyendo los himnos de Talis o de Byrd en una celebración anglicana. No es imprescindible ser luterano para sentirse arrebatado por La Pasión según San Mateo de Bach. Pues aplíquese lo mismo a las devociones, obras de arte y celebraciones sevillanas. Y esto no significa reducirlas a cultura en la acepción más superficial de la palabra, porque la fuerza y la belleza de las imágenes, los espacios y los ritos transparentan lo sagrado se sea creyente o no.

En cuanto a lo de ser tan sevillano como el que más, convendrá usted conmigo que el conocimiento de la cultura de un país, una región o una ciudad une más íntimamente a ellos.

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