La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Los toros de octubre se pueden salvar de nuevo

Sería aconsejable recurrir a la fórmula del festival el 12 de octubre, esta vez a beneficio de dos cofradías

Justificar la fiesta de los toros por la cantidad de empleos que generan es una forma de caer en la trampa de quienes atacan el espectáculo y, además, deja entrever cierto complejo. Ocurre algo parecido cuando las cofradías tienen que tasar la importancia de sus obras de caridad para hacerse perdonar el incordio de tantas salidas extraordinarias, o cuando los canónigos de la mezquita cordobesa difunden el impacto económico del monumento. El derecho de acudir a los toros debe estar basado en la libertad. Punto. La defensa de lo obvio conduce a la melancolía, genera frustración y revela debilidad. El 12 de octubre se llenó la plaza de toros de Sevilla por el festival macareno. Se recaudaron 200.354 euros para la asistencia social de la cofradía. Como la Cruz Roja parece que seguirá apostando por otras vías de ingresos ajenas a los toros -¡Dios quiera que sigan aportando las almohadillas!- se trabaja con la posibilidad de que la fecha que cierra la temporada siga ligada a las hermandades. El próximo festival podría estar destinado a las obras de caridad del Baratillo y de la Esperanza de Triana. El lleno estaría asegurado, pues hay opciones de que el cartel sea nuevamente de relumbrón y de que la fiesta reciba de nuevo un empuje en una fecha entrada en decadencia. La vinculación del Baratillo con la empresa que regenta la plaza de la Real Maestranza y con la propia institución nobiliaria es muy estrecha y está bien cultivada. El elenco de matadores que son hermanos del Baratillo y que podrían hacer el paseíllo en esa fecha es de primer nivel, empezando por Morante. Francisco Rivera Ordóñez es hermano de la Esperanza de Triana y nieto de hermano mayor. Y la empresa Pagés, no se olvide, podría aportar a Roca Rey. En la gestión directa del festival no habría que olvidar que Joaquín Moeckel ha sido abogado de la cofradía trianera en un caso reciente muy sonado, como la negociación de la supresión de la cláusula suelo, y que es el letrado de la entidad que gestiona el coso, amén de su conocida sangre baratillera. Todo aconseja repetir la fórmula, explotar el éxito. Cuando nadie quería a la selección española de fútbol tras el fiasco del 82, Sevilla acogió al equipo nacional durante años, hasta que llegó la etapa de oro nunca jamás vivida y se abrió, cómo no, el debate sobre el derecho de todas las ciudades a ver a los hombres de Vicente del Bosque. Cuando los toros están cuestionados y hay fechas que no generan ni media entrada de público, las cofradías podrían salvar de nuevo el 12 de octubre. Sin la Cruz Roja también puede haber toros el Día del Pilar. Con la plaza llena. Primero, como acto de libertad. Y después, por una buena causa.

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