Pilar Cernuda

Se va

opinión

03 de abril 2011 - 01:00

SE va. Deja el partido manga por hombro y con un debate abierto que todos tratan de ocultar, pero al menos ha puesto punto final a las especulaciones que abrasaban al PSOE.

El anuncio de su marcha lo ha preparado de la peor manera posible y además no puede echar la culpa a nadie de ese escenario envenenado que deja atrás, lo provocó él, solamente él, cuando la pasada Navidad anunció que había tomado ya la decisión sobre su futuro político. Abrió así la caja de los truenos y la lucha por el poder, que existe aunque hoy todos la nieguen y lancen loas al secretario general del partido. Que pregunten a personas del entorno de Rubalcaba, que no al vicepresidente, por los sondeos que han hecho en estos meses para ver qué apoyos podría cosechar si presentaba su candidatura, y cómo explicaban que Rubalcaba sólo aceptaría ser candidato si contaba previamente con el control del partido. O que pregunten a Miguel Barroso, el marido de Carme Chacón, por las reuniones que ha tenido con gentes del partido para sondear la situación de la ministra de Defensa para el caso de que decidiera pelear por la candidatura a la presidencia del gobierno.

Se va. Nunca ha recibido más elogios por parte de los secretarios regionales del partido, suele ocurrir con el que muere o con el que abandona definitivamente su puesto, pero que no se equivoque: los mismos que este sábado cantaban sus excelencias se han hartado de decir en los meses últimos que Zapatero era un lastre para el partido.

Se va y hace como que todo está bajo control en el PSOE, lo que es una falacia: hasta ahora sólo hemos visto un ensayo de las pelea por el poder; a partir de hoy mismo -no después del 22 de mayo- veremos una lucha enconada por hacerse con la candidatura y una lucha de Rubalcaba por evitar unas primarias en las que sólo jueguen él y Chacón por la candidatura, porque ni le conviene esa contienda a dos ni quiere ser sólo un cartel: aspira al control previo del partido.

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