El voleón con los veladores de Sevilla

La aldaba

La nueva ordenanza no resuelve nada y desplaza el problema hasta después de las próximas elecciones municipales

Los mentirosos de Sevilla

El quinterazo

Plataforma de veladores en un barrio de la ciudad.
Plataforma de veladores en un barrio de la ciudad. / M. G.

13 de marzo 2025 - 04:00

El Ayuntamiento de Sevilla lleva trece años sin adaptar la ordenanza de veladores a la normativa europea, por eso el actual gobierno promueve la pertinente modificación. Ocurre que en el proyecto de reforma se incluye un período de tres años para que los empresarios se puedan adaptar, cuando querían un plazo de cinco, mientras que los vecinos demandaban que el período fuera solo de uno. Sea como fuera, al final se opta por un voleón para ganar tiempo, tratar de contentar a todos y procurar cerrar el acuerdo en un Pleno. No hacemos bien ni aquello que constituye una de nuestras señas de identidad: vivir y disfrutar al aire libre, hacer la vida en la calle, tomar una cerveza de pie a la vera de la puerta de un bar tradicional. Sevilla tendría que ser un modelo de ciudad a este respecto. Y tendría que serlo desde hace muchos años. Pero los tiempos siempre nos superan, caso de los efectos de las leyes anti-tabaco y la pandemia que modificaron usos y hábitos. ¿No dicen que somos la capital de la piedad popular por la de procesiones que organizamos? Pues tendríamos que ser el espejo de muchísimas urbes en normativa de terrazas de veladores, horarios, estética, criterios de uso, etcétera. Pero no lo somos. Y el asunto se repite cíclicamente con el clásico enfrentamiento entre vecinos y hosteleros. Y los alcaldes de turno entre la espada y la pared en la confianza de que el espíritu de Lampedusa (algo debe cambiar para que todo siga igual) les haga pasar página con el menor desgaste posible. Tres años es una eternidad. Y sobre todo es el tiempo necesario para que la cuestión no genere problemas de cara a las elecciones municipales. ¡Eureka! Era ese el objetivo. El tacticismo, siempre el tacticismo. Tratamos de pensar bien, oiga, pero es que nos la deja botando... justo delante del Arquillo.

Nunca olvidemos, además, que en la asociación de hosteleros que preside Alfonso Maceda, un gran conocedor del sector, no están inscritos el cien por cien de los hosteleros. Muchos van por libre y no se someten a la vigilancia que la entidad se pueda comprometer a ejercer entre los suyos. Todavía se recuerda cómo don Juan Robles acudía personalmente a los negocios incumplidores para demandarles seriedad y un buen uso de las terrazas para que la normativa fuera eficaz y no se dañara la imagen del gremio. ¡Cuánto tiempo y buena fe dedicó a esa labor de negocio en negocio para evitar inspecciones, multas y, sobre todo, conflictos con los residentes! Hace falta un gobierno decidido y con liderazgo para tener una perspectiva ambiciosa en la que la ciudad asuma que tiene que ser un modelo en la regulación del uso de la vía pública. Sobran voleones, ordenanzas huecas que dejan en el aire aspectos esenciales (¿cómo se consigue ser un establecimiento emblemático?) y que de momento no resuelven nada. Hace años que lo reconoció un alcalde: "Lo peor no es no hacer nada, lo grave es que no hacer nada puede hasta ser rentable en Sevilla".

stats