La ciudad y los días
Carlos Colón
Montero, Sánchez y el “vecino” Ábalos
El pasado dos de enero cambiaron muchas cosas en Sevilla a lo Stephan Zweig en Momentos estelares de la humanidad. Todo cambia en un día concreto, en un instante preciso, y ya nada es igual. El rey Baltasar de la Cabalgata planteó que la comitiva saliera el día cuatro en lugar del cinco. Lo nunca propuesto y lo nunca visto. Los partes meteorológicos y otras circunstancias avalaban las pretensiones de Fede Quintero. Las cosas en Sevilla son así, de toda la vida, hasta que dejan de ser... como siempre han sido. Un día Hernán Ruiz diseñó el campanario renacentista del alminar de la antigua mezquita, otro un cardenal (Niño de Guevara) impuso la carrera oficial a principios del siglo XVII, y otro, un alcalde osado, promovió un tercer estadio en los terrenos de la Cartuja a finales del siglo XX. Sevilla es una ciudad muy poco inmovilista (distinto es que se organice en círculos herméticos), pero con muchos conservadores empadronados, sublime contradicción que nos hace realmente singulares. Ese dos de enero se produjo el quinterazo, se evidenció que todo puede ser modificado sobre la base de un sólido argumentario. Y se puede defender que una forma de celebración o de actuación no cambie, faltaría más, pero nunca con un rechazo sustentado en el "es que siempre ha sido así". ¿Y quiénes pueden forzar los cambios? Quienes tienen las cartas para jugar la partida, dicho sea en la terminología de Trump (Donald, el presidente de los Estados Unidos, no el del bar). El poder, entendido en su mejor acepción, hay que detentarlo y saberlo gestionar. Fede Quintero se dio cuenta de que podía y sabía darle la vuelta a la tortilla en una maniobra que jamás nadie se había atrevido. Nos acordamos ayer al leer que el Santo Entierro tenía prevista una urna de plástico para el traslado del Cristo Yacente a la Catedral con motivo del vía crucis en una tarde más que adversa. La primera impresión fue chocante. La segunda fue plantearnos una cuestión. ¿Y por qué no? El cambio climático, la presión de los partes meteorológicos y otras causas también abren las opciones a nuevas soluciones siempre que se salvaguarde la hermosa relación del hermano con sus sagradas imágenes y con otros hermanos. Nunca se debe anunciar por la mañana que los hermanos no acudan vestidos de nazareno por la tarde.
El quinterazo fue una lección que el tiempo nos hará valorar todavía más y plantearnos su proyección a otros ámbitos. Preparémonos para cambios de estas características. ¿O no se ha estirado y de nuevo se ha vuelto a acortar la duración de la Feria? ¿O no se han replegado los sevillanos en los barrios, en las playas y en los pueblos los fines de semana para dejar el centro en manos de los turistas? El tablero está dispuesto, las fichas listas y sólo falta la pericia de quienes quieran y sepan moverlas. Solo se exige una combinación de osadía y cordura. Todo puede cambiar, todo está en el aire.
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