Juan Richarte

La estafa verde

03 de septiembre 2020 - 11:00

San Fernando/Tuvo que rebosar por colmatación la balsa de fosfoyesos de la mina de Aznalcóllar, contaminando miles de kilómetros cuadrados de Andalucía, que nos costó años y un montón de millones, para limpiar y enterarnos de que la Junta de Andalucía no hacía sus deberes sobre contaminación medioambiental. Corría el año 1998 y desde entonces poco se ha aprendido al respecto, porque en los últimos cinco años han ardido en España y de manera sospechosa varias plantas de reciclaje de residuos de todo tipo. En algunos casos, los incendios generaban humos tan tóxicos como el que produce la quema de miles de toneladas de neumáticos.

El accidente del vertedero de Zaldibar, en enero de este año, que costó la vida a dos operarios de esa planta, ha dejado al descubierto la dejación de los gobiernos de todo color para tratar un asunto tan grave como es el del reciclaje. El actual Gobierno de la nación se limitará a subir los impuestos en plásticos y algunos otros desechos con mucho efecto mediático, pero de poco calado efectivo sobre la salud de las personas y del planeta.

En nuestra comunidad autónoma hemos conocido recientemente cómo unos ex ediles desocupados, empresarios sin escrupulos, aliados con políticos en activo del ámbito municipal y provincial, concretamente en la localidad sevillana de Estepa, vieron el chollo del reciclaje y enterraban la basura en un olivar y facturaban el triple de su precio por la retirada de residuos.

A mi humilde entender, con tanto dinero como dicen que ha facilitado la Unión Europea, el Ministerio conocido como el de Transición Ecológica debería potenciar el Seprona, dotándolo del triple de su plantilla y de medios técnicos actualizados para revisar con rigor a tanta empresa criminal que se encargue del reciclaje en el territorio nacional, sólo como un negocio facil y muy lucrativo.

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