No es recomendable la violencia, la fuerza, lo abrupto, para imponer las ideologías indecentes; basta con la acomodación de las mentes de forma suave, disimulada, sosegada. Como la gota de agua horada la roca más dura, con suavidad, pero con persistencia y tenacidad. Éste es el método utilizado por nuestro funesto Gobierno (conseguido de forma legal, pero éticamente bastante reprochable), para imponernos lo peor de lo peor en materia política.

Decía Noam Chomsky: “El lavado de cerebros en libertad es más eficaz que en las dictaduras”, y acaban llevándonos a ellas. Es muy lamentable que, después de más de cuarenta años de democracia, libertades y progreso, vengan ahora unos políticos desvergonzados con actitudes totalitarias a implantar unas conductas amorales para llevar a las futuras generaciones a su terreno. Este proceder sutil de los gobernantes que tenemos suscita la creencia de que gestionan a nuestro favor, y genera erróneamente confianza en muchos ciudadanos. Recuerda aquello de que “el Gobierno cree que eres idiota; yo te pido por favor que dejes de demostrarle que tiene razón”. Es preciso actuar para no llegar a ese “viaje sin retorno” al que nos dirigen. 

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