EDITORIAL
Andalucía: los riesgos del exceso de confianza
Editorial
Las revelaciones que se han conocido esta semana sobre los mensajes privados entre Pedro Sánchez y el que era su mano derecha en el Gobierno y en el PSOE, José Luis Ábalos, la sombra de sospecha que se está extendiendo sobre la operación de rescate de la aerolínea Air Europa o la marcha de la investigación que se sigue en un juzgado de Badajoz contra el hermano del presidente, a los que se une otro cúmulo de circunstancias, han creado un ambiente político irrespirable. La sesión de control al Ejecutivo celebrada el pasado miércoles en el Congreso reflejó una situación que se prolonga ya demasiado y que perjudica seriamente al Estado y la solidez del sistema democrático. El cruce constante de improperios entre los dos grandes partidos y la búsqueda permanente del escándalo hace que queden en un segundo lugar los asuntos que sí preocupan a los ciudadanos porque inciden en su calidad de vida, como el apagón de hace dos semanas, del que todavía se ignora casi todo, o la pérdida escandalosa se la calidad del servicio ferroviario. A todo esto se une el hecho de que el Gobierno está bloqueado y sin márgenes de maniobra. No solo ha sido incapaz de tramitar en lo que llevamos de legislatura un Presupuesto, sino que ha hurtado al Parlamento debates de tanta trascendencia como el aumento sustancial en los gastos de defensa para responder a las exigencias del nuevo orden internacional. La política española se desliza por una pendiente peligrosa que incluso puede dar al traste con una buena marcha económica, sustentada en bases no muy fuertes. La situación ha alcanzado tal grado de deterioro que lo más razonable es plantearse dar la voz a los ciudadanos.
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