Inversión ganadera contra la crisis

La granja de Los Hilarios cuenta con una superficie techada de tres hectáreas para el cuidado de las 330 vacas.
Diego M. Díaz Salado / Sevilla

12 de junio 2009 - 05:01

"La delicada situación económica y el mal momento de la ganadería no nos han desanimado para acometer este importante mejora de nuestra sociedad", así se pronuncia Romualdo Garrido, uno de los propietarios de la vaquería de Los Hilarios. Una empresa con 40 años "en el mundo de la vaca", y que ha realizado una importante inversión para levantar sus nuevas instalaciones en el municipio de Villamanrique de la Condesa.

Hilario Garrido fue el alma máter de la que hoy día es una de las productoras de leche más importantes de la comarca. El domicilio familiar de la calle Manuel Canela, en Gines, fue el punto de partida para Los Hilarios. Apenas una docena de vacas y un despacho de venta de leche, donde Josefa, la esposa de Hilario vendía la leche fresca del día.

El pueblo y la vaquería crecían, y Los Hilarios tuvieron que emigrar a un nuevo emplazamiento. Esta vez a un kilómetro de Gines, en término municipal de Espartinas. Corría la década de los setenta, y en ambos municipios aún no se intuía, "ni por asomo", el crecimiento urbanísitico que posteriormente tendrían.

Dicha circunstancia, y una clara convicción de prosperidad motivaron el reciente cambio de emplazamiento, en una zona netamente agrícola de Villamanrique. Labor que les ha llevado casi cinco años, "dos de búsqueda de fincas y otros tres de trámites y construcción", señala Romualdo, el mayor de la saga de los Hilarios, que junto a sus hermanos José Manuel e Hilario gestionan el futuro de la lechería fundada por su padre.

La antigua sede apenas alcanzaba los 14.000 metros cuadrados, un tamaño que "se había quedado pequeño". La tranquilidad de la zona, el entorno rural y la convicción de que dificilmente se convierta en suelo urbano jugaron a favor del nuevo emplazamiento de 75.000 metros cuadrados, 30.000 de ellos para albergar la granja. 330 animales, de los que 200 vacas son productoras de leche. El resto, becerros y crías para reposición, que van creciendo para algún día ocupar un lugar en la sala de ordeño.

"Se intenta que cada una de las 200 vacas madre tenga una cría al año", labor que posibilita una mayor producción del animal, que aumenta en litros de leche con la cercanía al nacimiento de la cría. La fecundación se realiza desde el banco de esperma, buscando "la mejor genética posible". Así, llegan a conseguir que cada animal produzca entre 25 y 30 litros de leche diaria, recogidos en dos tomas de ordeño, que se realizan cada 12 horas. Cifras que dan una producción anual de 1.700.000 kilos de leche.

La tecnología constituye un elemento diferenciador en la nueva vaquería. Una granja muy mecanizada que reduce el esfuerzo humano, mucho más liviano al que la familia Garrido estaba acostumbrado. Además, el ahorro en mano de obra es considerable, aunque dadas las magnitudes de la explotación, da trabajo a cinco personas: los tres hermanos propietarios y dos empleados. La recogida de resíduos se realiza de forma automática, gracias a unas arrobaderas que arrastran los desechos orgánicos hasta un canal, que los transporta a una fosa con capacidad para seis meses, donde son reciclados como abono agrícola. Una familia que ha crecido "junto a las vacas", según destaca Romualdo y que mira al futuro desde su nueva lechería.

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