Mantener la tradición de la caballerosidad española

A fondo · Presencia de la capa en la provincia de sevilla

El espíritu de entrega a los demás mueve a los miembros de esta asociación provincial que en 2013 cumplirá 20 años organizando múltiples actividades, desde recitales de poesía hasta viajes culturales.

1. El presidente de la Asociación de Amigos de la Capa de Sevilla, Luis Núñez, el primero por la derecha, en una visita reciente al Vaticano. 2. Miembros de la entidad, con el botafumeiro de la Catedral de Santiago de Compostela. 3. Unos capistas departen mientras pasean durante el Encuentro Nacional de la Capa del año 2000. 4. Ángel García-Miña, fundador de la asociación. 5. Hombres y mujeres capistas posan en la plaza del Triunfo.
Paco Núñez / Sevilla

30 de marzo 2012 - 01:00

Bizarría y buen aire, especialmente en el movimiento del cuerpo. Esfuerzo y arrojo en ejecutar las acciones y acometer las empresas. Estas dos definiciones de gallardía se encuentran marcadas a fuego en la idiosincrasia de los miembros de la Asociación de Amigos de la Capa de Sevilla, que dentro de 10 meses cumple 20 años de existencia. Su objetivo, pasear y realizar múltiples actividades recortando en silueta como los caballeros de otros tiempos. La capa es una prenda de vestir larga y suelta, sin mangas, abierta por delante, que se lleva sobre los hombros encima del vestido. Una definición terrenal para una vestimenta mítica que sigue siendo elemento imprescindible para el triunfo de héroes de leyenda a lo largo de la Historia o de superhéroes que salvan al mundo en la ficción.

Era la más usual de las prendas empleadas para el frío en la Europa medieval, sobre todo por la simpleza de su confección. Tuvo un resurgimiento en la moda decimonónica, y de esa época data el formato actual empleado en la ropa de gala, que es la idea fuerza de la creación de la Asociación de Amigos de la Capa de Sevilla, que se fundó el 27 de enero de 1993 y, en la actualidad, está formada por personas procedentes de distintos rincones de la provincia: Dos Hermanas, Alcalá de Guadaíra, Écija, Marchena, Utrera, Lora del Río, Mairena del Aljarafe, Sanlúcar la Mayor, Camas, Aznalcóllar, Casariche, Gines, Brenes, Constantina, Palomares del Río... Y también hay miembros de fuera de Sevilla (Cádiz, Chipiona, Los Barrios, San Fernando, Benalmádena, Madrid, etcétera). Más de 150 socios deben cumplir con los valores que implica llevar la capa española: espíritu cristiano y caballeresco, heredados del patrón de la capa, San Martín de Tours. "Al margen del lucimiento de la propia prenda, preservamos sus virtudes en la sociedad actual, es decir, caracterizamos el sentimiento de ayuda a los demás, de caballerosidad". Son palabras del presidente de la asociación, Luis Núñez, que reconoce que, cuando sale a la calle con su capa, es objeto de las miradas femeninas: "Los piropos de las mujeres son constantes. Las señoras se quedan admiradas cuando nos ven pasar".

La capa española es una prenda lisa con una clavellina y dos botones charros forrados en rojo o púrpura que vivió su momento álgido en el siglo XIX y principios del XX, como puede verse en la serie de televisión Bandolera. Aunque siempre se ha asociado con la clase alta y la tenencia de cierto poder adquisitivo, en aquella época era una prenda más popular. "El tamaño de la capa variaba en función de los estratos sociales, pero llenaba el vestuario de todas las familias españolas", comenta Tomás Barrios, miembro de la asociación. Su precio oscila actualmente entre 750 y 2.000 euros.

Las normas básicas para lucir correctamente apelan al sentido común y a la tradición, ya que no se puede vestir la capa con zapatillas deportivas y es recomendable llevar traje y corbata. Al margen de la forma clásica, también se puede colocar embozada con la ayuda del brazo, un modo que antiguamente se usaba para ocultar el rostro y que, en la actualidad, es síntoma de que el capista tiene frío. "El abrigo se pone y la capa se lleva", puntualiza Núñez.

La actividad de la Asociación de Amigos de la Capa de Sevilla está condicionada por el peso y la función primigenia de este ropaje: abrigar. Por eso, la temporada de la capa se abre a finales de octubre y finaliza a finales de mayo. La reunión de apertura es una misa solemne en honor a San Martín de Tours que se celebra cada 11 de noviembre en la iglesia del mismo nombre o en la Catedral. En su tramo final, se realiza la imposición de la prenda a los nuevos capistas que, acompañados por sus respectivos padrinos, reciben la bendición del sacerdote y realizan un juramento. Posteriormente, los caballeros realizan una ronda por las calles del centro y una cena.

La misa de difuntos de la capa cada 25 de noviembre es otro de los eventos religiosos obligatorios de la entidad, que también promueve actividades culturales variadas, como visitas a museos, conventos y palacios; conferencias y jornadas... Hay miembros que llevan la capa al teatro y a la ópera, principales eventos culturales en la época gloriosa de la prenda. Asimismo, los capistas viven con intensidad la Navidad y el Día de los Enamorados, con un acto de declamación de poesía. Porque hay poetas en el mundo de la capa sevillana. Y notarios, abogados, médicos, empresarios, catedráticos, pintores y sacerdotes, entre otras profesiones. "Se requiere un cierto nivel cultural y una cierta posición acomodada", apunta Tomás Barrios. El recital de poesía con acompañamiento de piano en el Panteón de los Sevillanos Ilustres, ubicado en la Facultad de Bellas Artes, es otro momento emotivo del año para los socios. Y, el segundo viernes de cada mes, los capistas lucen su ropaje por Sevilla durante un paseo de dos horas de duración. La asociación también organiza distintos viajes por la provincia de Sevilla y por el resto de España (la cuota anual es de 45 euros).

En concreto, hay una concentración anual en el ámbito nacional que este año se ha celebrado en Ávila y ha reunido a 550 capistas de toda España. La convivencia dictamina que se hagan otros desplazamientos más ambiciosos, como el reciente viaje a Roma para contemplar los monumentos del Vaticano.

La capa española tiene un villancico, unas sevillanas rocieras y un himno, compuestos todos por María Lobato. Porque en la capa se admiten mujeres (hay una veintena en la de Sevilla). "Muchas de las esposas de los capistas también son socias", expresa Luis Núñez. Todo pertenece a una tradición ancestral que trata de mantenerse a pesar de las modas casual y del imperio de la etiqueta de ser moderno para ser social.

El gran objetivo de la Asociación de Amigos de la Capa se ha fijado en aumentar el número de socios para que la esencia del caballero español permanezca inquebrantable.

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