A dar misa en el Cercanías

Sus doce compañeros de Seminario arroparon al nuevo párroco en su estreno como misacantano · Hace 45 años que no se ordenaban tantos sacerdotes a la vez

El cura de San Lorenzo charla con Antonio Álvarez, párroco de El Viso, el más joven de la diócesis.
El cura de San Lorenzo charla con Antonio Álvarez, párroco de El Viso, el más joven de la diócesis.
Francisco Correal

Los rosales, 28 de septiembre 2008 - 05:01

Al día siguiente de que se ordenaran sacerdotes, Monseñor Amigo Vallejo comió con todos ellos, los trece nuevos sacerdotes y once diáconos, y les comunicó su destino. Hace 45 años que no se incorporaban tantos curas de golpe a la diócesis. Forman una piña y van todos juntos a la ceremonia de los misacantanos. Ayer cantó misa Félix Casanova en la iglesia de Ómnium Sanctórum.

Félix es el único que ha cruzado la raya de los cuarenta años. Ayer cantó misa en su barrio, "los de la Alameda y la calle Feria somos muy chovinistas, vivamos donde vivamos siempre somos del barrio", y hoy se estrenará como nuevo párroco de Los Rosales. Tiene los horarios e itinerarios de los trenes de Cercanías, el que va a Cazalla y el que termina en Lora del Río. Los dos paran en Los Rosales, localidad de la que ya se ha documentado en la Azucarera y en que es la única de toda la diócesis que tiene una parroquia dedicada a Nuestra Señora de Fátima.

Mientras que Félix es de Ciencias y estudió sucesivamente Matemáticas y Estadística, su condiscípulo de barrio y promoción del Seminario Javier Martínez Naranjo, el otro producto de la cantera de Omnium Sanctórum, es de Letras. Es el segundo más veterano de la promoción, cumple 40 años el día de los Santos Inocentes y el martes oficia su primera misa en su nuevo destino, la parroquia de la Encarnación de Constantina. Javier estudió Derecho, pero no la terminó. Aprobó, faltaría más, Derecho Canónico, que le dio uno de los hermanos gemelos Seco Caro.

A Félix lo hizo su padre socio del Sevilla nada más nacer y Javier dejó de serlo cuando ingresó en el Seminario. La madre de Félix, Mercedes, viuda de un consumado especialista en el corte de jamón, fue a la misa de su hijo con mantilla, porque la ceremonia tiene aires de bautizo y de boda. Un hombre nuevo que se casa con Dios. Javier, hijo de empleado de banca, se pagó la carrera trabajando en un cámping de Laredo y en su palmarés figura un historial de currante poniendo copas en bares del barrio de Santa Cruz y Luis Montoto, descargando material en naves de Continente y su paso por una fábrica de semillas.

Sus destinos están marcados y no sólo por el punto del mapa que les asignó la voluntad del cardenal. Félix vivió en horas el tránsito de diácono de barrio a cura de pueblo. En su primera misa, muy bien arropado, empezó diciendo que "cada hombre es una pequeña historia de salvación".

Dicen adiós a títulos y vanidades. Antonio Rodríguez, 35 años, cantó misa en la iglesia de Santa Ana de su barrio de Triana. Va destinado a Lora del Río y como el misacantano de ayer también evangelizará en tren. Terminó Arquitectura y entre sus profesores tuvo a Alfonso Jiménez, conservador de la Catedral donde se ordenó sacerdote, y Antonio González Cordón, director del proyecto de reforma del estadio donde se hizo bético. "Las dos catedrales de Sevilla", bromea.

Del magisterio teórico de Gropius y Mies van der Rohe se va a una iglesia donde se liberará de obligaciones arquitectónicas. "Es tan nueva que no tiene ni goteras". Su compañero de quinta Carlos Carrasco, 30 años, se va con su título de licenciado en Empresariales a El Coronil, el pueblo de Casa Curro, Diego Cañamero y el castillo de las Aguzaderas. También estrenan párroco Tocina, Castillo de las Guardas y Nueva Sevilla, en Castilleja.

Antonio Álvarez, natural de Los Molares, dirá sus primeras misas en El Viso del Alcor. A sus 24 años, es el más joven de toda la diócesis. La misma edad que Juan Jesús Romero, que va de coadjutor a Pilas. La iglesia de Omnium Sanctórum estaba llena de gente. Los feligreses que en colecta anónima le donaron los cálices a Félix y Javier. Los curas de la última hornada de la Palmera entraron en procesión, un cortejo en el que les acompañaron los hermanos mayores de los Javieres, el Carmen Doloroso y Todos los Santos.

Los misacantanos de la calle Feria descubrieron la vida religiosa por el conducto más popular: la Semana Santa. Javier fue 18 años costalero de Montesión, hermandad a la que también pertenece Félix. Éste es del Rocío de la Macarena, y su primera misa arrancó con unas sevillanas rocieras. El Carmen Doloroso les regaló sus respectivas casullas. De que no fallara nada se encargó Pedro Juan Álvarez, el párroco y anfitrión, que también fue cura de pueblo -Casariche, Aznalcázar- y les apagó los nervios con un cafelito previo en Los Algabeños, detrás de la iglesia.

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