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Crimen de La Juliana

Un amiga del directivo asesinado dice que la esposa le amenazó de muerte

  • La Guardia Civil ratifica que el tío político de la acusada confirmó que Natividad Cantero confesó el crimen y dio detalles "sorprendentes" sobre cómo entró en el chalé y el arma.

Una amiga y compañera de trabajo del ejecutivo del BBVA Andrés Toro, que murió el 15 de junio de 2008 de dos disparos, aseguró ayer que la acusada y esposa del fallecido, Natividad Cantero, le había amenazado de muerte con anterioridad si le sorprendía cometiendo una infidelidad.

Isabel S., que declaró como testigo en la vista oral, aseguró que aunque nunca presenció las amenazas e insultos, sí podía relatar los incidentes que Andrés Toro le había contado en una relación con su esposa que calificó de "muy conflictiva". Según esta testigo, el ejecutivo del BBVA le comentó que Natividad Cantero le dijo textualmente que "el día que le encontrara con una puta en la cama le pegaría un par de tiros a los dos". Isabel S. aconsejó a Andrés Toro que denunciara estas amenazas, pero él no quiso porque consideraba que entonces "perdería a sus hijos".

La compañera de trabajo del directivo aseguró que el viernes 13 de junio de 2008, dos días antes del asesinato, la víctima le había invitado a una barbacoa que iba a celebrar al día siguiente en su chalé de La Juliana, en Bollullos de la Mitación. Isabel S. precisó que en esa conversación, Andrés le comentó que había tenido una discusión "muy gorda" con su esposa en relación con el mobiliario del dormitorio y añadió que él quería "devolverle su cama y un retrato" porque Natividad Cantero no quería que durmieran otras mujeres en la que había sido su cama.

La testigo aseveró que ese día Andrés Toro estaba "especialmente preocupado" y añadió que en otras ocasiones le había confesado que quería "prejubilarse" en el banco y marcharse a Marbella porque, según decía, "tenía que poner tierra de por medio".

En la tercera sesión del juicio también declaró el capitán de la Guardia Civil que dirigió la investigación del asesinato, quien negó que hubiesen presionado tanto al hijo de la acusada como al tío político de ésta, Juan J. F., que está incapacitado mentalmente pero que declaró en su día que le vendió una pistola a la procesada y que ésta confesó el crimen al día siguiente.

El capitán insistió que fue precisamente el testimonio de este familiar el que, unido al estudio de las llamadas del teléfono de la víctima -que coinciden con los movimientos que hizo la esposa aquella tarde-, condujo a la detención de Natividad Cantero, puesto que les "sorprendió" los detalles que el tío de la acusada ofreció sobre el crimen y que sólo conocían los investigadores. Entre esos detalles figuran que el asesino entró por la puerta de la cocina, que realizó dos disparos y que la munición del arma empleada era del calibre "9 milímetros corto plateada", una munición que no era común y que coincide con los proyectiles recuperados en el escenario del crimen.

José F. S., un cuñado de Andrés Toro y ex policía nacional, afirmó que Natividad le había pedido "en tres o cuatro ocasiones" que le buscara una pistola porque, según el testigo, "estaba loca por tener un arma para defenderse". El cuñado recordó que la procesada le dijo que "no se preocupara más" porque su tío le vendió una pistola por 40.000 pesetas. Según el testigo, Natividad iba con este familiar al tiro olímpico porque le gustaba apretar "el gatillo y disparar".

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