Córdoba

El año que tocó soñar

  • Nunca en las últimas cuatro décadas estuvo el Córdoba tan cerca de volver a Primera División como en 2012

José Carlos León

Nunca en las últimas cuatro décadas estuvo el Córdoba tan cerca de volver a Primera como en 2012, doce meses en los que también vivió montado en una montaña rusa institucional, un vaivén que le ha llevado de la ilusión a la zozobra, de la esperanza a la incertidumbre.

La historia tiene un nombre propio: Paco Jémez. En su segunda etapa en el CCF, el técnico mantuvo la dinámica positiva de la primera vuelta convirtiendo un grupo plagado de incógnitas en un equipo ganador. La solidez en El Arcángel y el apoyo de una grada entregada comenzaron a construir un sueño que poco a poco empezó a tomar cuerpo. Así se llegó a la última jornada con la visita a Balaídos. Al Celta le bastaba empatar para ascender; al CCF un punto para jugar el play off. Pasó lo que tenía que pasar, y el 0-0 abrió de par en par las puertas de las eliminatorias de ascenso. Pero la eliminatoria ante el Valladolid fue el tope para el Córdoba, el techo que acabó con sus aspiraciones. El 0-0 en El Arcángel dejó toda opción pendiente de una gesta imposible en Zorrilla, donde los pucelanos golearon por 3-0 acabando con la más bella historia.

Las lágrimas sobre el césped apuntaron al final de un ciclo, breve, pero intenso. Javi Hervás ya había sido vendido al Sevilla, Charles no había renovado y Borja García acabó marchándose al Castilla. En ese panorama, apenas 24 horas después de volver de Valladolid, Paco Jémez anunció su marcha rumbo al Rayo, con lo que tocaba volver a empezar.

El segundo proyecto de Carlos González arrancó con cambios obligados, y el primero fue la llegada al banquillo de Rafa Berges. Se vendió como una apuesta continuista, pero ni su carácter ni su fútbol son los de Jémez, y las diferencias con el presidente empezaron a hacerse notar pronto.

A esas alturas, el club, que unos meses antes había salido del concurso de acreedores, entró en una batalla interna cuando los administradores emitieron un informe de culpabilidad sobre la gestión del anterior consejo, el último de la etapa de Prasa al frente de la sociedad. Un cruce de duras declaraciones, demandas en los juzgados y dudas sobre la transparencia en el proceso de compraventa revelaron el auténtico rostro del propietario. González llevó durante 2012 su personalismo hasta el extremo, un estilo con el que ya se había ganado un buen puñado de enemigos, pero que había quedado solapado por los buenos resultados.

Al presidente se le complicó la cosa cuando la pelota dejó de entrar, aunque la euforia de la Copa, sus polémicas campañas publicitarias y la la posibilidad de ver al Barcelona en El Arcángel 40 años después tendieron una cortina de humo. El 12 de diciembre, con el estadio atestado y el Córdoba tuteando al mejor equipo del mundo, pasará a la historia del club como el día que el gran Leo Messi tuvo que aparecer para tumbar a un CCF indomable (0-2).

Esa derrota fue la nota dulce en una primera vuelta irregular, con peores sensaciones que resultados, y con una inestable situación social a la que no colabora la gestión del presidente, enfrascado en mil batallas y buscando enemigos con los que reforzar su posición al frente del club. O conmigo o contra mí, una política que le ha llevado a desestabilizar la plantilla, sembrar el pánico en los estamentos del propio club o vetar y entorpecer la labor de algunos medios de comunicación. Demasiadas dudas para acabar el año en que rozamos el cielo.

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