El Betis de Manuel Pellegrini tiene su maquinaria perfectamente engrasada cuando termina el mes de enero. Ni ponerse por detrás en el marcador, en una mala acción defensiva, lo incomoda demasiado. Posee plena confianza en su poderío ofensivo, que lo mismo le da para mover la pelota con criterio en largos ataques posicionales como para salir como posesos al contragolpe con esos lentos mentirosos que huelen la sangre de lejos.

William Carvalho, Canales, Fekir o Juanmi no estarán en el ránking de los más veloces del campeonato, pero cuando el Betis recupera la pelota, lee los espacios a la perfección, ejecuta con celeridad y se planta en el área rival en un santiamén. Y con numerosos jugadores metiéndose en el área rival, lo que siempre genera opciones de remate.

La pizarra del Betis.

Con la moral por las nubes, además, el Betis no especula. Cuando detectó la debilidad del Espanyol se fue a cerrar el partido. Ni los excesivos remates que concedió en el área propia penalizan un espectacular partido de este ciclón que ha ahormado Pellegrini.

Defensa

Dos caras tuvo el Betis en su faceta defensiva. La positiva llegó por su vocación atacante, con esa presión en el campo rival que atosigó al Espanyol, al que obligó a meterse en su área; la negativa se fijó en el área propia, con Pezzella demasiado blando, a lo que se añadió la dificultad para correr hacia atrás de la medular y unos laterales tan ofensivos.

Cuando el Espanyol, en contadas ocasiones eso sí, superó la primera presión bética encontró espacios para hacer daño, como en el gol o en sendos remates de Embarba.

Ataque

Desde el primer minuto salió el Betis a ser protagonista. Dominando el balón y queriendo jugar en el campo rival, en una demostración de que es tercero de la Liga por derecho propio. Ni siquiera el gol de Raúl de Tomás cambió la filosofía bética, que encontró en el penalti señalado por Alberola Rojas a instancias del VAR el impulso necesario para demostrar su superioridad.

Borja Iglesias celebra uno de sus goles.

Si ya se fue al intermedio en ventaja, y con merecimiento tras el gol de Guido Rodríguez, la exhibición fue a más en el arranque del segundo acto. William Carvalho, Fekir y Canales destaparon el tarro de las esencias para desarbolar al Espanyol. La movilidad de los tres los hizo aparecer por múltiples zonas del campo, indetectables para los defensores locales, a lo que se añadió luego la voracidad de Borja Iglesias y Willian José, dos delanteros que están haciendo de la competencia una virtud.

Incluso Pellegrini buscó más verticalidad dando entrada a Tello por la izquierda, pero ya no hizo falta. En el 84’, y con 1-4, Pellegrini cerró filas con un triple cambio para seguir integrando jugadores en el colectivo.

Virtudes

La velocidad y precisión con la que ejecuta su fútbol ofensivo. Y si encima los ‘9’ están en racha...

Talón de Aquiles

Cuando le quitan la pelota le cuesta retroceder; y también es demasiado feble en área propia.