Desde mi córner
  • En Cornellá se dio con un rival que supo jugar en todo momento a lo que le convenía y cayó

El Betis vuelve a la posesión inocua

MALOS tiempos para la lírica se estarán diciendo en la orilla menos agobiada del fútbol según Sevilla, pero todo tiene su explicación. Este Betis que tanto recuerda a aquel que apenas miraba a la portería rival ha resurgido y es en mala hora, ya que el futuro que le esperaba ve cómo se le oscurece poquito a poco. Tras el recital de Riad y el infortunio copero llegó el retorno a aquello de las posesiones interminables de no hace tanto.

No puede decirse de ninguna de las maneras que ayer fuese el Betis a territorio comanche, ya que el campo del Espanyol, ya fuera Sarriá como Montjuïc y hogaño Cornellá siempre fue como jugar de local. La novena provincia anida a tal cantidad de béticos que el equipo nunca se ha sentido, se siente o se sentirá solo. Y ayer se vio como de costumbre, arropado por una ingente cantidad de personas con la bandera verde, blanca y verde de quienes profesan la fe bética.

Pero el equipo no le respondió a esa infantería tan fiel, tan incondicional, tan deseosa de reencontrarse con su devoción de generaciones. Ya sin haber roto a sudar, una distracción en un córner hizo temblar el larguero que cuidaba Bravo. Premonitoria cuestión, aunque el equipo pareció recomponer la figura para conseguir su propósito de hacerse dueño del balón. Pero Luiz Henrique no desbordaba, William jugaba cortita y al pie, Canales se perdía a babor, en fin...

Y entre toque y toque, el chispazo de un paradón de Fernández a testarazo de Borja para que se apagase la luz. En la siguiente jugada es el Espanyol el que marca y se acabó. En la segunda parte hay hasta un gol anulado al Espanyol para que todo se circunscribiese en el quiero y no puedo de un Betis amanerado y sin irse de nadie. Ya sé que la ausencia de Fekir pesa como de plomo, pero o se encuentra la fórmula que lleve al camino del gol o el futuro no será como parecía.

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