Osasusa-Real Betis

Ganar como medicina (1-2)

  • El Betis regresa al camino de la victoria en un duelo discreto y en el que los cambios tampoco alteraron la imagen Un disparo de Felipe Gutiérrez desde 32 metros desniveló la igualdad

Árbitro: Del Cerro Grande (madrileño). Muy encima de las jugadas, llevó siempre bien el duelo, aunque acabó siendo protestado por la grada local.

tarjetas: Roja Riviere (87'). Amarillas David García (46'+), De las Cuevas (56'), Roberto Torres (58'), Brasanac (88') y Cejudo (89').

goles: 0-1 (19') Joaquín supera por alto la mala salida de Nauzet. 1-1 (48') Roberto Torres remacha a la red un rechace del poste. 2-1 (91') Felipe Gutiérrez dispara con la zurda de falta desde 32 metros.

incidencias: Partido de la novena jornada de la Liga Santander disputado en El Sadar ante 15.044 espectadores.

Nadie había catalogado el encuentro de final, algo temerario tras sólo ocho jornadas, pero en el ambiente sí se respiraba la trascendencia del choque para este Betis de Gustavo Poyet, que tomó oxígeno con una victoria apurada, con algo de fortuna y en un duelo nivelado ante un Osasuna que será uno de los candidatos a pelear por la permanencia.

Esa importancia del encuentro incluso se acrecentó con la gran decisión del técnico uruguayo, quien dentro de los anunciados cambios sentó al goleador Rubén Castro, una determinación de las que marcan un planteamiento si al final en esa moneda al aire llega a acabar saliendo cruz. El gol de Felipe Gutiérrez, con un disparo desde 32 metros que encontró la colaboración de un desafortunado Nauzet, al menos deberá servir de medicina para Poyet y los suyos en esa búsqueda de la tecla necesaria para hallar un Betis fiable y que pueda enderezar este irregular arranque liguero.

Y es que el Betis, salvo en los diez minutos previos al 0-1, jamás gobernó el partido, lo que siempre dejó una puerta abierta para que el voluntarioso equipo de Enrique Martín pudiera meterse en el mismo. Si Osasuna llegó a igualar el duelo no fue por la calidad que atesoran sus jugadores, la mayoría muy limitados para la máxima categoría, sino por las facilidades que ofreció el entramado defensivo bético, en el que únicamente Mandi ejerció por momentos de sostén. Piccini ofreció una autopista a Berenguer en cuanto éste lo encaró, Pezzella nunca tuvo el sitio, a Petros lo superaban con facilidad... Una cadena de despropósitos defensivos por más que Poyet tratara de mejorar la solidez de su equipo con hasta cuatro cambios en la alineación.

Los verdiblancos sí habían salido más ordenados al partido, con esa intención de no ofrecer tantas facilidades a su rival, e incluso empezaron a sentirse cómodos con la pelota con la presencia de Jonas Martin y la movilidad de Joaquín para aparecer entre líneas. Sin generar peligro con la posesión, el Betis empezó a mandar hasta el punto de que Petros, poco dado a tocar en campo rival, enganchó un pase a la espalda de la defensa que aprovechó Joaquín para superar por alto a Nauzet, quien ya empezó su noche de regalos con una salida hacia la nada.

Si en cualquier manual se apunta a que un visitante que sale bien a un partido y se adelanta en el marcador debe reforzar su idea, en el Betis ocurrió todo lo contrario. En apenas dos minutos, del 30 al 32, Osasuna pudo sellar el empate, primero en un remate de Oriol Riera que salvó Felipe Gutiérrez casi sobre la línea; luego en una acción individual de Sergio León, cuyo disparo se fue junto al poste derecho de Adán.

Sólo eran los primeros avisos del conjunto rojillo, que reservó su mejor mecha para la salida tras el descanso. Ni ese paso por los vestuarios atemperó al Betis, al contrario. Berenguer detectó la debilidad de Piccini y en el primer desborde sobre el italiano, su centro, punteado por el lateral bético, se estrelló en el poste para que Roberto Torres, solo en el corazón del área, empalase a la red el rechace. Incluso un minuto después, otra vez Berenguer dejó atrás a Piccini, aunque esta vez Adán sí respondió a la acción del joven extremo rojillo.

Ese mayor ímpetu local apenas resistió 15 minutos. El motor de de Osasuna, tan justo como su calidad tras haber jugado el lunes en Eibar y con los mismos efectivos que ayer, empezó a ofrecer síntoma de falta de gasolina y ni los cambios de Enrique Martín sirvieron para reactivar las energías de los suyos. Eso permitió que el Betis se sacudiera la presión osasunista e incluso los verdiblancos empezaron a acumular ocasiones. Sanabria, muy desconectado hasta entonces, tuvo la primera en un remate que Unai García desvió cuando iba a gol, y posteriormente el paraguayo de nuevo probó fortuna hasta en dos ocasiones más. Entre medias, Joaquín gozó de la mejor ocasión del partido, aunque, algo escorado, erró en su remate a puerta vacía tras haber driblado a Nauzet.

La sensación era que el Betis había llegado más entero a la recta final del encuentro, pero Poyet, quien había metido a Brasanac por Jonas Martin para dejarlo todo igual, tardó en mover las piezas de su banquillo. Las entradas de Álex Alegría y Rubén Castro, a falta de siete minutos, quedaron casi desapercibidas por falta de tiempo, cuando el partido sí demandaba la presencia de goleadores para aprovechar tanto el cansancio local como las facilidades que ofrecían sus zagueros.

En un alocado final, Riviere vio la roja tras revolverse sobre Brasanac, quien lo había sujetado para evitar un contragolpe, lo que dejó más mermado si cabe a Osasuna para esos minutos finales. La impresión es que no pasaría demasiado ante la incapacidad del Betis para generar una jugada, pero entonces apareció Felipe Gutiérrez, quien decidió golpear directo pese a la excesiva distancia y su zurdazo se coló en la portería de un Nauzet que no se lo quería creer.

El Betis se encontró así con tres puntos en su zurrón que enderezan su trayectoria en la Liga, aunque ni la imagen ni la sensación fueran las de un equipo consistente y que tiene claro a lo que juega. Ésa será la tarea ahora de Poyet y su cuerpo técnico, quienes ganan más tiempo para seguir buscando una fórmula que le permita colocar al Betis en esa pelea por la zona alta para la que se le diseñó en verano. Ganar siempre es la mejor medicina en el deporte y el Betis ayer marcó un gol más que su rival incluso sin contar con su mejor artillero sobre el césped. Ese debate estará de nuevo durante la semana, pero con la perspectiva del triunfo siempre se verá de manera diferente.

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