El otro partido Eibar-Betis

La inacción condena al Betis

  • Seis triunfos en 28 encuentros, el balance verdiblanco tras otro revés

  • La figura de Setién, desgastada

  • La cúpula dirigente, el silencio como respuesta

Lo Celso camina cabizbajo mientras los jugadores del Eibar festejan el 1-0.

Lo Celso camina cabizbajo mientras los jugadores del Eibar festejan el 1-0. / Juan Herrero / Efe

El Betis ha convertido una temporada que ilusionaba en un suplicio. La caída libre que comenzó al inicio de 2019 parece no tener fin y en Ipurua volvió a quedar claro, siendo ya el balance de seis victorias en 28 partidos y decimotercero en la clasificación (aún con alguna posibilidad matemática pero remota de ser séptimo). Guarismos que reflejan un declive del cuadro verdiblanco, que no ha sido frenado por la inacción de la cúpula dirigente, cuando era algo que se veía venir desde principios de año.

Un Betis en el que el debate sobre la figura de Quique Setién acabó hace tiempo. El Benito Villamarín ya dictó sentencia en tres ocasiones (ante Getafe, Valencia y Espanyol se escuchó aquello de "¡Quique, vete ya!") y los hechos no invitan a defensa alguna del técnico cántabro. Fracaso en Europa y decepción en las semifinales de la Copa ante el Valencia por la mala gestión del entrenador del Betis. Y sin excusas. Primero, el discurso de la dificultad de jugar tres competiciones, después fueron dos y ya con una la caída libre ha tenido continuidad.

Y eso que Setién parecía verlo claro: "Somos infinitamente mejores que el año pasado", llegó a decir, cuando hoy la clasificación dice todo lo contrario, fruto de un estilo de juego obsoleto y virtual, de una mala gestión de grupo, dejando en segundo plano a jugadores como Tello, Sergio León o Javi García (sin convocar para Ipurua), de un equipo nada trabajado en defensa y horrible defendiendo a balón parado (otro gol de estrategia en Éibar)... La falta de eficacia no esconde la cantidad de defectos que tiene un Betis con muy buenos jugadores que no han sido aprovechados por un técnico sin autocrítica que tras caer ante el Eibar volvió a dejar frases que se corresponden a un fútbol virtual y que chirrían para el bético: "Para los que ven más allá del resultado, hay muchas cosas a las que acogerse". Y el Betis, en caída libre...

Más allá de Setién, la responsabilidad principal de la situación actual recae en la cúpula dirigente. En la planificación del Betis hay lunares, pero aun así los verdiblancos cuentan con excelentes mimbres en la plantilla para haber luchado, incluso, por la cuarta plaza, en un año donde jugar competición europea es muy barato. De ahí, la siguiente reflexión: ¿un equipo con Pau, Bartra, Sidnei, Feddal, Carvalho, Canales, Lo Celso, Joaquín, Javi García, Sergio León o Guardado es para ir el 13º?

Pero al margen de lo deportivo, el silencio a nivel institucional en el que está instalado el Betis sigue dañando la imagen como club. Los béticos quieren respuestas y se se preguntan dónde están sus dirigentes y por qué éstos sólo salen a la luz pública cuando los resultados son positivos. Esos béticos que entienden cada vez mejor que la exigencia, junto con el hecho de criticar y protestar cuando los resultados no son los adecuados –así pasó en el Villamarín en otras épocas–, no está reñida con la fidelidad. Esos béticos que el día del ascenso ante el Alcorcón mandaron con pancartas un mensaje claro ("Bético despierta; exigir, exigir y exigir") y que ante el Espanyol volvieron a ser contundentes: "Nada por encima del escudo". Esos béticos que ven cómo su equipo es incapaz de ganar un partido cuando reclamaban un Betis campeón.

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