Antonio Silva
Cofrades de Cataluña
El Betis vio cómo el Villarreal truncó su exitosa racha en una tarde en la que los verdiblancos fueron de más a menos. Y eso que la puesta en escena fue muy buena, con mucho ritmo, fútbol por dentro y por fuera, ganando las disputas, el gol tempranero de Ruibal... Todo de cara para el cuadro de Pellegrini hasta que el Villarreal dio un paso adelante y acabó equilibrando el encuentro al descanso.
Ya en la segunda mitad, el gol de Ayoze puso el choque cuesta arriba para un conjunto heliopolitano que no tuvo su día, y como prueba esa ocasión clarísima que Isco desaprovechó. Ni remates, malos centros desde las bandas, las dudas en la portería, los pocos espacios en la férrea defensa de los amarillos... Era el partido para soñar con la Champions, pero...
El Betis salió con las ideas muy claras y en los primeros compases no sufrió. Mandaba con la pelota a un Villarreal replegado en el 4-4-2 más pendiente de frenar el ímpetu de los de La Palmera que de atacar. De hecho, no fue hasta el gol de Ruibal (3’) cuando no empezaron a espabilar. A partir de ahí, el plan de Marcelino brotó. Generar superioridad con Ayoze descolgado a la espalda de Johnny y Fornals más Yeremi y Pedraza cayendo hacia dentro para dejar la banda a Kiko Femenía y Sergi Cardona.
Así aparecieron los acercamientos peligrosos de un Villarreal que acabó empatando tras varios intentos de despeje del Betis en un saque de esquina. Con el 1-1, el choque se niveló, pero ya no se jugaba al ritmo del Betis, sino al de los visitantes, más pausado. Y hasta Ruibal estuvo providencial en un corte ante Barry en la última acción del primer tiempo.
La lesión de Llorente dio entrada a un Natan que no estuvo afortunado en el 1-2. Ayoze le ganó la espalda, tras un gran pase de Parejo, y el tinerfeño demostró su calidad en la definición batiendo a Adrián con un tiro por debajo de las piernas tras un gran control. Poco después fue Parejo el que con un tiro al palo estuvo cerca de hacer el tercero para un Villarreal que a la contra generó peligro con Ayoze y Barry.
El Betis empezó con un ritmo muy alto, intenso, mandando con la pelota, y halló el premio a ese gran arranque con el gol de volea de Ruibal. Jesús Rodríguez y Antony incordiaban, pero no terminaban de ser determinantes. Y la fase ofensiva de los verdiblancos se fue diluyendo con el transcurso del partido. Nada les salía a éstos. Malos centros de Perraud y de Antony, nadie acompañaba a los que hacía Ruibal, pocos espacios por dentro y cuando Lo Celso encontró un hueco para darle un gran balón a Isco, éste perdonó. En los últimos minutos, Marcelino hasta ordenó línea de cinco atrás y cuatro por delante, bien juntitas, para mantener el resultado.
La magnífica puesta en escena de los verdiblancos.
La facilidad con la que el Villarreal hizo el 1-2.
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