Ante un derbi que llega de nalgas

Desde mi córner

Si ya partía el Sevilla de favorito, la escabechina del virus en el Betis lo aclara aún más todavía

Camina el mundo, la vida, por la cuerda más floja que uno imaginarse pueda, hasta el punto de que a cada paso adelante habrá que darle carácter de milagro. Es lo que nos ha deparado ese enemigo invisible y temible que ha plantado no se sabe dónde el frente de esta guerra desigual. Y así el panorama, el fútbol no puede soslayar el largo número de celadas que presenta la situación y, tras el horrible bisiesto, 2021 arranca tal cual.

Hasta última hora no se confirmó la celebración del partido número uno del fútbol según Sevilla y ello hace que echemos las barbas a remojar porque en adelante, cada víspera será un tobogán de incógnitas y un sinfín de incongruencias. Hasta ayer, la competición doméstica iba, mal que bien, funcionando. Las bajas por el bichito cabrón se sucedían a cuentagotas y sólo hubo un partido en cuarentena, aquel Real Sociedad-Granada que los andaluces afrontaron en precario.

Un mal menor, pues la competición seguía su marcha, y el VAR nos tenía muy entretenidos a todos los que, de una forma o de otra, seguimos el día a día de este magno juguete llamado fútbol. Pero ayer se encendieron las alarmas para crear un ruido ensordecedor. Todo el ruido que es capaz de producir un partido tan especial como el anunciado para esta tarde en Heliópolis. Infectados algunos futbolistas béticos, la espada de Damocles pendió durante todo el día sobre el derbi.

Al final, parece que va a celebrarse, pero nace tocado, con muy poco que ver con la normalidad. Era un derbi en el que partía de favorito el Sevilla, pues ni siquiera el calor del factor campo influía. Ahora con la escabechina que el Covid-19 ha hecho en el vestuario local, el pronóstico se hace más rotundamente sevillista, pero pase lo que pase, acabe como acabe, ese partido de partidos del fútbol según Sevilla se presenta de nalgas, como en un parto muy complicado.

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