Hasta los veintiocho años no alcanzó su gran sueño de ser internacional y lo hizo como jugador del Betis. Es un orgullo para un club que creo que habrá caído en la cuenta de que el cántabro ha sido, junto a Alfonso, el mejor fichaje de cuantos hizo en los últimos treinta años. Se trata de Sergio Canales, al que un día catalogué de milagro futbolístico por la cantidad de picas que hubo de sortear en un eslalon lleno de dificultades.

Dificultades en forma de lesiones de las que te hacen colgar las botas para siempre. Él tuvo que colgarlas en tres ocasiones, nada más y nada menos que en tres ocasiones en que dos veces la rodilla derecha y una vez la izquierda le hizo crac. En el verano de 2018, Sergio Canales fichaba por el Betis de su paisano Quique Setién, alma máter de su llegada a Heliópolis. Y a partir de ahí, un camino de efectividad y éxito bajo la enseña verde, blanca y verde del RealBetis Balompié.

En elogio de los técnicos béticos hay que resaltar que Canales llegó al Betis a coste cero, pues llegaba libre de la Real Sociedad. Y a partir de ahí, un nivel de efectividad acorde con su indiscutible brillantez futbolera. Vertical y clarividente, tiene en su zurda el tesoro mejor guardado, pero le faltaba cumplir el sueño de todo futbolista. Internacional con títulos ganados en las inferiores, le faltaba debutar en la absoluta y todo llegaría de la mano de Luis Enrique en marzo de 2019.

Volvió Luis Enrique al puente de mando de la selección tras su tremendo drama familiar y apeló al cántabro. Y ahí está, con méritos sobrados para ser considerado pieza importante de cara al presente del equipo nacional. Antier noche destacó con fuerza en el Johan Cruyff Arena, la crítica lo ha ensalzado, hizo el gol que permitió que por primera vez España no cayó en Holanda, deja atrás un largo y penoso túnel a la vez que se erige en lo mejor que fichó el Betis tras Alfonso.