Betis - Atalanta: la típica pesadilla antes de Navidad (0-3)

Como una pesadilla antes de Navidad. Irreal, porque del resultado en un amistoso las conclusiones que hay que sacar son las justas, la derrota encajada por 0-3 ante el Atalanta dura en la cabeza lo que una pesadilla: el tiempo de volver a dormirse. Pero el encuentro y el marcador, como cualquier mal sueño, debe estar en la cabeza de Manuel Pellegrini para que cuando llegue lo de verdad, el duelo liguero ante el Athletic del próximo jueves, la pesadilla se haya quedado sólo en eso y no en un mal presagio.

El análisis debe ir más allá del 0-3. El Betis mantiene su idea de juego y tiene un debe que lo viene acompañando esta campaña: la efectividad. La falta de ella, en este caso. De eso andó sobrado la escuadra de Bérgamo, que se aprovechó de la escasa intensidad local, las bajas y los cambios para llevarse un merecido triunfo. Pero en el Betis Félix dio un paso adelante en el centro de la defensa, eso sí bien acompañado por un líder como Luiz Felipe y quién sabe si repetirá en la reanudación liguera ante la duda de Víctor Ruiz; Camarasa volvió a jugar un partido, amistoso pero partido al fin y al cabo; y los mundialistas, los que están, van cogiendo el ritmo necesario para tirar del carro el jueves próximo, que hará falta frente al conjunto vasco, un equipo muy físico ante el que cualquier regalo de los hechos a la Atalanta pueden acabar igualmente en gol.

Porque al final el ambiente festivo lo tapa todo. ¿0-3 ante la Atalanta?, da igual, el importante es el del Athletic. Pero Pellegrini no es de los que les gusta perder. A nada. Nunca. Y seguro que el aviso le servirá para dar una buena regañina a su tropa y llegar con las orejas tiesas a ese encuentro frente a equipo vasco.

Pese a todo, no fue mala la puesta en escena del Betis, que le tomó el pulso al encuentro con el paso de los minutos. Posesión como remedio ante el ímpetu de la Atalanta y su presión alta, que por momentos impidió a los de Manuel Pellegrini sacar el balón jugado desde atrás. Parece que el equipo tenía clara su idea de juego pero la ejecución no era buena, porque los pases eran demasiado lentos y horizontales y nadie se atrevía a romper las líneas del rival.

Sin embargo, en cuanto apareció William Carvalho en el centro del campo todo fue mucho más fácil. Entre el luso y la movilidad de Rodri cambiaron la dinñamica bética, ya que si Fekir tenía que acudir casi hasta su área para recibir nada bueno puede pasar. El francés crea mucho más arriba. Su zona natural es el campo contrario y lo demostró en una buena acción trenzada en la que un taconazo de Luiz Henrique lo dejo mano a mano con Musso, aunque con un defensa encimándolo no pudo definir bien y el meta argentino sacó la pierna para frustrar la ocasión.

Sin embargo, del aviso heliopolitano se pasó al 0-1. Ya sea por el carácter amistoso de la cita o las fechas la falta de tensión atrás le jugó una mala pasada al conjunto sevillano y un centro desde la izquierda de Ruggeri fue mal despejado por Álex Moreno: rasa y al centro. En la frontal esperaba solo Muriel que conectó un zapatazo imparable para Rui Silva, que sólo pudo seguir con la mirada cómo el balón se colaba por su escuadra derecha.

El Betis siguió a lo suyo. Toque y toque en busca de un pase interior o un desmarque de ruptura que rompiera la sólida línea italiana. Borja Iglesias lo intentó con un par de disparos, uno flojito y otro lejano sin apenas peligro. Y cuando parecía que volvía tomarle el pulso del choque llegó otro error garrafal en la retaguardia que costó otro gol. Primero falló Sabaly, poco expeditivo para sacarse el esférico de encima. Aun así pudo hacerlo Luiz Henrique, que intentó un regate innecesario en zona de peligro y perdió la posesión ante Koopmeiners en el lateral del área. El holandés conectó con Zapata y el colombiano cedió a la primera a De Roon, que esperaba también solo casi en el mismo lugar que minutos antes lo hacía Muriel. Su disparo, pegado esta vez al palo izquierdo de Rui Silva, colocó el 0-2 en el marcador. Máxima efectividad lombarda ante un Betis timorato que llegaba con cierta facilidad al borde del área rival, quizá hasta donde la Atalanta le dejaba, pero que no llegaba a más.

Aun así tuvo un arreón en la recta final del primer tiempo, pero los centros de Álex Moreno y Sabaly, cada uno por un lado, no encontraron rematador y se pasearon por el área chica del cuadro italiano. Faltó creérselo un poco más. Faltó ese olfato de los grandes goleadores y que El Panda ha mostrado otras veces, pero en Navidad, al menos en estos tres amistosos, no anda fino.

Se fue a los vestuarios el conjunto verdiblanco pensando que mereció algo más y con esa idea en la cabeza saltó al césped tras la reanudación y concedió pronto el tercer gol. El recién entrado al campo Ederson aprovechó el pase interior de Koopmeiners y la pasividad de Ruibal, que había sustituido a Sabaly en el descanso, para hacer el 0-3.

Ahí se acabó el choque, porque el cuadro verdiblanco acusó el golpe. Siguió intentándolo por orgullo y por hacer felices a los miles de niños que acudieron al estadio, deseosos de cantar algún gol de su equipo, pero cada vez tuvo menos presencia ofensiva. Ni siquiera los cambios y la entrada de Joaquín o Juanmi reactivaron a un Betis que llegaba sin problemas al borde del área rival pero sin poner en serios aprietos a Musso. Algún tiro lejano, algún centro al área que no encontró rematador o algún acercamiento en el que nadie tiraba en busca del pase perfecto que dejara al compañero solo ante el portero. Sin disparar es imposible marcar.

Ruibal apenas subió por la banda, Miranda no puso ningún centro al área, demasiados pases atrás y Willian José ni disparó de lejos. El Betis acabó jugando con Félix y Édgar de centrales, Enrique y Dani Pérez llevando la manija, Camarasa moviéndose por todos lados y el delantero brasileño en punta. Difícil hacer gol con tales mimbres. Joaquín puso algo de chispa sobre el césped y la chiquillería lo agradeció, pero poco más: 0-3 y a pensar en el Athletic tras esta pesadilla antes de Navidad.