Derbi Betis - Sevilla

¿El rock and roll del Betis o el tango del Sevilla?

  • Pellegrini y Lopetegui deben gestionar los recientes y duros reveses para tratar de imponer sus estilos mañana: el ataque vertiginoso uno, o el fútbol de control el otro

El factor público volverá a contar después de tres derbis descafeinados, sin público.

El factor público volverá a contar después de tres derbis descafeinados, sin público. / Antonio Pizarro

Si a la plantilla del Betis le diera por hacer una lista de Spotify para amenizar el día a día en el vestuario, que igual la tiene, deberían sonar AC/DC, los Rolling Stones o el Elvis más acelerado, que no el de las aterciopeladas baladas; se baila como se juega. En cambio, una lista de canciones coherente con el estilo del Sevilla de Lopetegui contendría dulces tangos de profunda letra, visto el protagonismo de los argentinos y visto el gusto de los de Nervión por el juego en corto, pausado y seguro. Cadencioso como un tema de Gardel. O del mismísimo Elvis cuando parecía susurrar al oído Love me tender. En el derbi de mañana, quien imponga el ritmo de su banda sonora lo tendrá en la mano para salir del estadio con la sonrisa más abierta y franca. Acelerar o controlar. He ahí la cuestión.

¿‘Pelle’ o ‘Grini’? ¿‘Lope’ o ‘Tegui’?

El Betis llega al derbi con 21 puntos tras 12 jornadas y quinto clasificado, en puesto que colmaría sus expectativas. Está en objetivo. Y lo mismo el Sevilla, que se planta en el Villamarín tercero, con 24 puntos en 11 jornadas y como el equipo que menos puntos ha dejado escapar junto con el Real Madrid, sólo 9. Ambos deberían salir con el pecho henchido y la moral en perfecto estado de revista, pero en el fútbol juegan mucho los estados de ánimo y ahí, brota el escozor de los últimos precedentes.

Mateu Lahoz pitará su cuarto derbi, el primero en Heliópolis. Mateu Lahoz pitará su cuarto derbi, el primero en Heliópolis.

Mateu Lahoz pitará su cuarto derbi, el primero en Heliópolis. / José Manuel Vidal (Efe)

Tras la goleada al Valencia con otra lección de fútbol a rienda suelta, el Betis se ha estrellado con dos duras y muy inoportunas derrotas, 3-0 en el Metropolitano y 4-0 en Leverkusen, que de repente aviva las dudas en el nido verdiblanco porque el equipo no termina de doctorarse ante formaciones que juegan o merodean la Champions.

Y en el caso sevillista, después de enjaretar cinco triunfos seguidos en Liga como local, la grey de Nervión esperaba que los suyos dieran buena cuenta del Lille para aclarar el pase a octavos de la Champions y en cambio, salió del Sánchez-Pizjuán absorta con la segunda parte que perpetraron los blancos, con maneras incluso de equipo amateur que se entrena cuando puede, tal fue su desorganización y desmañada gestión del partido.

Pellegrini y Lopetegui tendrán que preparar la partida táctica, pues, con una incomodidad con la que no contaban cuando supieron que son los entrenadores con mejor porcentaje de victorias de la historia de sus respectivos clubes.

Pelle apenas ha perdido cinco partidos en este año natural de 2021, pero a Grini se le ha ido la mano con las últimas rotaciones, hasta diez en Alemania con respecto al Wanda, y su equipo no ha afrontado con la intensidad que le pedía los dos primeros puertos de primera categoría de los tres que afronta en una semana. El beticismo sabe que el chileno es la clave del salto y lo venera, pero la ansiedad aflora en el colectivo cada vez que asoma derbi y el Ingeniero no ha gestionado con su habitual habilidad este tramo tan montañoso. Al menos por ahora.

En el área técnica contigua, con unas maneras alejadas de la flema de Pellegrini, Lope presenta unos números sobresalientes, también en derbis (tres victorias y un empate, en el último Betis-Sevilla), pero Tegui está señalado, también por el colectivo arbitral, por esa tendencia a la sobreactuación que a veces degenera en desquiciamiento.

Ambos estrategas tendrán que hacer propósito de enmienda a pesar de que los números los avalen y bien: las sensaciones viajan por un carril y las cifras por otro.

Triple V, Triple C

El Betis del Benito Villamarín ha brindado partidos divertidísimos. Pellegrini sabe que su punto fuerte, y bien fuerte, radica en sus piezas ofensivas y lleva el centro de gravedad de los partidos hacia esa zona, aun a riesgo de destaparse aún más atrás: parapetarse y esperar es dar protagonismo a una línea, la defensiva, que tiembla con un soplo.

Su mejor hombre defensivo, sin duda, no es defensa. Es pivote y lleva 77 balones recuperados en 10 partidos. Pero Guido no tiene el don de la omnipresencia, aunque a veces lo parezca.

Como el Betis concentra su calidad arriba, Pellegrini ha potenciado ese estilo sin freno, en el que están penalizados los toques de más, con mucha gente por delante del balón y que arranca en estampida cuando el equipo recupera una pelota atrás y sorprende descolocado al enemigo. Es un espectáculo ver a los William Carvalho, Canales, Rodri, Fekir, Álex Moreno o Borja esprintar para tratar de crear superioridad en los últimos metros. Verticalidad, velocidad, vértigo. La triple V.

El Sevilla, en cambio, es más de C: consistencia, control, calidad. Sabe Lopetegui que los equipos que encajan pocos goles siempre acaban arriba y antepone la segurodad a todo. Por algo muchos de sus mejores jugadores están en la retaguardia: Bono, Koundé, Diego Carlos, Acuña, Fernando. Aseguran la consistencia: con el Athletic, el Sevilla es el menos goleado (7).

Esa consistencia está entrelazada con el fútbol-control. La posesión del balón. Lo cual tampoco es garantía de dominio: en el último Betis-Sevilla, en el que los verdiblancos fueron claramente superiores, los de rojo tuvieron el 54,6% de la posesión por el 45,4 de los anfitriones. Un reflejo de los estilos.

Lopetegui tratará de empastar el centro del campo con Fernando, Delaney y otro tercer medio, Joan Jordán u Óliver Torres, para evitar la ida y vuelta. Si el partido se para –otra historia es que el Betis presione bien y robe arriba–, es más fácil que se imponga la calidad general, no sólo la ofensiva. Y en la balanza, el Sevilla, en conjunto, pesa algo más.

La batalla psicológica

El pasado 2 de enero, el Betis aparecía como víctima propiciatoria por su mala dinámica (llegaba de volver a perder fuera, esta vez 4-3 con el Levante y era décimo) y encima muy mermado pro el Covid. El Sevilla asomaba por la bocana tras derrotar a Valencia y Villarreal y no contaba con tantas bajas. Y, sin embargo, la lógica estalló en mil pedazos cuando el balón rodó. Otra vez más en un derbi.

Monchi fue muy gráfico el pasado jueves en la televisión oficial del club: “El derbi del confinamiento, el 11 de junio, cuando salimos a calentar, se respiraba, se veía que lo íbamos a ganar. Y el último Betis-Sevilla del 1-1 fue al contrario, ellos habían tenido un brote y lesiones y se abrazaban, los gestos que se les veían era de estar convencidos”.

El Betis fue bastante mejor, pero no ganó. De hecho, en los derbis, cuando el Betis es superior a veces no gana, pero cuando lo es el Sevilla, raro es que no gane. Es una tendencia más clara en Heliópolis, donde los locales han ganado 3 partidos de Liga en los últimos 25 años: 1-0 en la 2004-05, 2-1 en la 2005-06 y 1-0 en la 2018-19.

Ese dato tan negativo para la causa verde y blanca se compensa con otro también rotundo: el Sevilla de Lopetegui es un jaguar en Nervión pero lejos de querencia es un lindo gatito: no ha sido mejor que el rival en ninguna salida de Liga: Getafe (0-1), Elche (1-1), Real Sociedad (0-0), Granada (1-0), Celta (0-1) y Mallorca (1-1). A ver qué pesa más en las mentes.

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