Salud y Bienestar

Vivir en el oxidado siglo XXI

  • Efectos positivos sobre la salud del consumo de compuestos fenólicos.

El oxidado siglo XXI. Una expresión lograda cuya paternidad hay que atribuirla a Francisco Tinahones, jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital Virgen de la Victoria de Málaga. Este experto participó como ponente en un seminario sobre antioxidanes celebrado en Sevilla el pasado viernes, organizado por Minute Maid con el aval de la Asociación Nacional de Informadores de la Salud, la Academia Española de Dermatología y Venereología y la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición.

Tinahones puso en relación el exceso de oxidación celular del organismo con la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y ciertas demencias y patologías autoinmunes. Una descompensación en el control por parte del organismo de los radicales libres resultantes de los procesos de oxidación y de agresiones externas (tabaco, radiación) puede derivar en daños en el ADN irreparables o no reparados a suficiente velocidad. Y en ese exceso, el medio ambiente juega un papel determinante, en especial en el contexto de las denominadas sociedades desarrolladas: "El ambiente que nos rodea contribuye a que nos oxidemos más".

En datos, basta reflexionar sobre las consecuencias de que en España la obesidad alcance ya al 30% de la población. "Hoy -señaló Tinahones- lo normal es tener sobrepeso o ser obeso". Los datos también hablan de la relación entre esos fenómenos epidemiológicos y el crecimiento económico de una sociedad: según los datos comentados por el especialista del Virgen de la Victoria, China ha experimentado en una década un incremento del 169% en la prevalencia de la obesidad entre su población y del 120% en lo que se refiere a la diabetes, "patologías ambas en las que cada vez la asociación es más fuerte a la hora de entenderlas y definirlas".

Existen más de 4.000 polifenoles naturales [sustancias de origen vegetal con poder antioxidante] y la incorporación a la dieta de algunos de ellos puede ayudar a paliar los efectos de un estilo de vida sedentario, estresante y sobrealimentado propio de las sociedades antes llamadas occidentales. Frutas, hortalizas, aceite de oliva, vino, cerveza, té, cacao... Pero, recordó Tinahones al exponer sus beneficios, siempre "en su contexto". "De poco sirve consumirlos de manera aislada. Un polifenol no es una molécula que funcione sola; debe incorporarse a la dieta con todo su entorno orgánico". Entre otros motivos, porque aún queda mucho por saber sobre dosis y concentraciones efectivas de los polifenoles.

Cómo no, este médico especialista en Endocrinología recomendó la dieta mediterránea. Afortunadamente con un notable sentido de la realidad: "La dieta mediterréna ya no existe en nuestro entorno". Esto es, la manera de comer ya no difiere apenas entre países de un mismo entorno socioeconómico. "Pero, a pesar de ello, es preciso un esfuerzo por volver a esa dieta saludable".

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