Una enfermera explica cómo cuidar a personas mayores en plena ola de calor: "Es un error confiar en que pedirán ayuda si se sienten mal. Hay que anticiparse"

Patricia Castro, enfermera y directora de la residencia del Hospital San Juan de Dios de Sevilla, comenta las claves para prevenir cualquier posible malestar a causa de las altas temperaturas

¿Cómo podemos cuidar de las personas mayores ante una ola de calor?
¿Cómo podemos cuidar de las personas mayores ante una ola de calor? / Hospital San Juan de Dios de Sevilla

La ola de calor continúa y, de acuerdo con las previsiones de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), se extenderá al menos hasta el próximo martes 12 de agosto. En un escenario marcado por las altas temperaturas, con máximas que superan los 40ºC en algunas zonas de Andalucía, conviene extremar las precauciones y prestar especial atención a los colectivos más vulnerables, como nuestros mayores.

"Es una cuestión fisiológica", explica Patricia Castro, enfermera y directora de la residencia San Juan de Dios, situada en la calle Sagasta de Sevilla. "Con la edad, presentan mayor dificultad para regular la temperatura corporal y esto hace que se complique la adaptación a los cambios extremos de temperatura. Además, las personas mayores suelen tener una menor sensación de sed, lo que les puede llevar a una deshidratación sin que se den cuenta".

Cuidados esenciales para las personas mayores ante una ola de calor

En declaraciones para el Diario de Sevilla, la profesional sanitaria comenta las pautas principales que, desde el hogar, deben tener en cuenta las personas cuidadoras de familiares mayores. Todo ello, con el fin de evitar situaciones que van desde "el cansacio hasta una descompensación grave" en su salud. En este sentido, es preciso recordar que el calor también "puede agravar enfermedades crónicas, como las cardiovasculares o respiratorias".

Tener a una persona a cargo no es una tarea sencilla y, en ocasiones, es posible descuidar algunos aspectos esenciales, simplemente por desconocimiento. Sin embargo, el cuidador tiene la responsabilidad de velar por su bienestar. "En nuestra residencia seguimos un protocolo específico durante los episodios de altas temperaturas para proteger a nuestros residentes", prosigue Patricia Castro. "Lo primero es asegurar una hidratación constante: ofrecemos agua fresca natural, aguas con sabor a frutas de verano, agua gelificada e infusiones, varias veces al día, incluso si no manifiestan sed".

Además, la enfermera también aconseja "adaptar los menús con comidas más ligeras y frescas, como el gazpacho; evitar actividades físicas en las horas centrales del día y no salir del centro (o de casa) en los tramos horarios en los que las temperaturas son más elevadas". Finalmente, desde la residencia, fomentan "el descanso en zonas bien ventiladas y frescas; y el uso de ropa fresca y transpirable (preferiblemente de tejidos naturales, como el algodón)".

Cómo preparar una estancia lo más cómoda y fresca posible

El interior del hogar es el espacio en el que van a pasar la mayor parte del día, teniendo en cuenta la recomendación previa sobre limitar las salidas durante los momentos más calurosos. Por ello, hay que intentar que sea lo más cómodo y fresco posible. "Desde nuestra experiencia, recomendamos ventilar las estancias durante las primeras horas de la mañana o las últimas de la tarde", añade la enfermera al respecto.

"Recomendamos también el uso de ventiladores o aire acondicionado con moderación, evitando corrientes directas; y, en las horas centrales del día, es mejor cerrar persianas y cortinas". La idea es, en definitiva, "propiciar un entorno tranquilo, cómodo y adaptado a las necesidades de la persona".

¿Cómo podemos detectar síntomas de deshidratación o golpes de calor?

Más allá de estos consejos fundamentales, hay que considerar aspectos tales como la medicación habitual. "Algunos medicamentos pueden aumentar el riesgo de deshidratación o interferir con la regulación térmica. Por ello, ante la duda, es importante consultar con un médico o farmacéutico para que valore posibles ajustes en el caso de que sea necesario", aconseja Castro. "También es importante almacenar la medicación correctamente, lejos de fuentes de calor".

Ahora bien, desde el entorno domiciliario, debemos prestar atención a posibles cambios en el estado físico o mental de la persona mayor, que puedan sugerir un posible golpe de calor o deshidratación. "Algunos signos de alerta son la sequedad en la boca, piel caliente o enrojecida, frecuencia cardíaca acelerada, mareos, somnolencia o confusión. Si se detecta alguno de estos síntomas, es recomendable actuar de inmediato: ofrecer líquidos, trasladar a una persona a un lugar fresco y contactar con los servicios sanitarios si no se observa mejoría", concluye la enfermera.

A la hora de cuidar de una persona mayor, la clave está en la prevención. En palabras de Patricia Castro, "uno de los errores más comunes es confiar en que pedirá ayuda si se siente mal. En muchas ocasiones, no expresan sus molestias o no son conscientes de ella". Por ese motivo, "la forma correcta de proceder es anticiparse: mantener una rutina de hidratación, evitar la exposición al sol, ventilar bien la casa y observar cualquier cambio en su comportamiento o estado físico".

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