Hábitos para prevenir la inflamación del cerebro
Investigación y Tecnología
El sueño es fundamental para la reparación cerebral
Beneficios del ejercicio para retrasar el deterioro cognitivo

La inflamación del cerebro es un fenómeno silencioso pero que puede llegar a ser potencialmente peligroso y a su vez está vinculado a enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, el Párkinson y la depresión, aunque realmente no hay una única causa que pueda justificar a lo que se conoce como encefalitis. Según el Hospital Quirón Salud, "es una enfermedad del cerebro que puede tener consecuencias muy graves, si no se aborda correctamente".
Aunque el cuerpo humano tiene mecanismos naturales para controlar la inflamación, el estilo de vida moderno, la mala alimentación y el estrés pueden contribuir a un estado inflamatorio crónico. Por su parte, la doctora Rebeca Fernández, del servicio de Neurología del Hospital Universitario La Luz de Madrid, explica que el cuadro clínico característico de la encefalitis suele presentarse con fiebre, alteración del nivel de conciencia, crisis epilépticas y diferentes tipos de déficits neurológicos dependiendo de las partes del cerebro más afectadas (problemas del habla, parálisis o alteraciones de la sensibilidad, alteraciones visuales).
Por esta razón, "es muy importante", declara, "la sospecha clínica precoz y la actuación inmediata dado que supone un riesgo vital", advierte la neuróloga. Afortunadamente, podemos poner en práctica algunos hábitos que nos pueden ayudar a prevenir y a reducir esta inflamación, promoviendo la salud cerebral a largo plazo.
1. Mantener una alimentación antiinflamatoria
Lo que comemos tiene un impacto directo en la salud cerebral. Para reducir la inflamación, se recomienda seguir una dieta rica en alimentos naturales y evitar los ultraprocesados. En este caso, sería recomendable el consumo de grasas saludables en la que incorporemos los grasos omega-3 presentes en los pescados grasos (salmón, sardina, atún), semillas de chía, linaza y nueces ayuda a reducir la inflamación. Las frutas y verduras coloridas como los arándanos, espinacas, zanahorias y brócoli contienen polifenoles y vitaminas que combaten también el estrés oxidativo y la inflamación, así como también debemos reducir la ingesta de otros más nocivos como el azúcar y los carbohidratos refinados ya que pueden causarnos picos de glucosa en la sangre y, por tanto, contribuir a la inflamación crónica.
Cuando hablamos de cuidar la alimentación, solemos pensar en los alimentos en sí, sin reparar en las especias las cuales también tiene grandes cualidades que ayudan a modular la inflamación en el cuerpo y el cerebro.
2. Dormir bien y con calidad
El sueño es fundamental para la reparación cerebral y la eliminación de toxinas acumuladas durante el día. Un descanso deficiente puede aumentar la inflamación y el riesgo de enfermedades neurodegenerativas. Para mejorar la calidad del sueño, es recomendable establecer una rutina de horarios regulares, evitar los dispositivos electrónicos antes de dormir, crear un ambiente oscuro, cómodo y libre de ruido para ese momento, así como también evitar la cafeína y las comidas pesadas antes de acostarse.
3. Ejercicio físico regular
La actividad física no solo fortalece el cuerpo, sino que también ayuda a reducir la inflamación cerebral. De esta forma, ejercicios aeróbicos como caminar, correr o nadar al menos 30 minutos al día, el entrenamiento de resistencia con pesas o bandas elásticas o realizar actividades de flexibilidad y equilibrio, como yoga o pilates nos ayudará también a bajar la inflamación en el cerebro. El ejercicio mejora la circulación sanguínea, estimula la producción de endorfinas y contribuye a la eliminación de toxinas en el cerebro.
4. Manejo del estrés y la salud emocional
El estrés crónico es un factor clave en la inflamación cerebral, por lo que prácticas como la meditación o el mindfulness nos ayudan a calmar la mente y a reducir la producción de cortisol, la hormona del estrés. Es muy importante también el tiempo de calidad con nuestros seres queridos ya que las relaciones sociales saludables y compartir experiencias positivas con ellos disminuye la inflamación, por lo que dedicar tiempo a realizar este tipo de actividades tan placenteras mejorará nuestro bienestar emocional y cognitivo.
5. Hidratación adecuada
El cerebro está compuesto en gran parte de agua, por lo que la deshidratación puede afectar a su funcionamiento y favorecer la inflamación. Beber suficiente agua durante el día ayuda a eliminar toxinas y mantener el equilibrio de electrolitos, por lo que se recomienda consumir al menos 2 litros de agua diariamente, ajustando según la actividad física y el clima. Por otra parte, debemos evitar el consumo excesivo de alcohol y tabaco ya que están relacionados con daños cerebrales y con un aumento de la inflamación.
6. Estimular el cerebro constantemente
Mantener el cerebro activo ayuda a prevenir la inflamación y el deterioro cognitivo. Algunas formas de hacerlo incluyen prácticas tan cotidianas como leer libros y artículos de interés, resolver acertijos, sudokus o crucigramas, así como también participar en debates y conversaciones que estimulen nuestro cerebro. Y si queremos ir un paso más allá, podemos atrevernos con el aprendizaje de un nuevo idioma o habilidad.
Prevenir la inflamación cerebral es clave para mantener una mente sana y funcional a lo largo de la vida. Adoptar una alimentación equilibrada, dormir bien, hacer ejercicio, gestionar el estrés, hidratarse, evitar sustancias nocivas y estimular el cerebro son hábitos fundamentales para lograrlo. Con pequeños cambios en el estilo de vida, es posible reducir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas y disfrutar de una mejor calidad de vida.
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