El remedio definitivo a las borracheras: una hormona logra eliminar sus efectos en el cerebro

El consumo excesivo de alcohol consumo excesivo de alcoholes una de las principales causas de muerte en todo el mundo. Un problema que preocupa más en los últimos años, teniendo en cuenta que el acceso a su consumo es cada vez más temprano. En este sentido, entre los jóvenes, los daños cerebrales daños cerebralespueden ser irreversibles en el futuro. Además de los peligros evidentes para la salud, como la adicción y el daño hepático, la resaca es un problema común que afecta a las personas después de una noche de fiesta.

La temida resaca puede ser debilitante y afectar la capacidad de una persona para realizar sus tareas diarias. Por esta razón, los investigadores han estado buscando formas de prevenir y tratar los efectos negativos del consumo de alcohol. Un estudio reciente, publicado en la revista Nature Metabolism, sugiere que la administración de una hormona llamada FGF21 podría ayudar a prevenir la huella que el alcohol deja en nuestro cerebro. La hormona, que se produce naturalmente en el cuerpo, se ha utilizado en el pasado para tratar la obesidad y la diabetes.

En este sentido, estudios anteriores ya habían mostrado que esta hormona suprime la preferencia por el etanol, induce la sed para prevenir la deshidratación y protegen frente a las lesiones en el hígado producidas por el alcohol. Los autores del nuevo estudio sugieren que la función de la vía hígado-cerebro de FGF21 es proteger al cuerpo contra la intoxicación causada por el etanol. Los resultados del estudio indican que esta interacción puede influir positivamente en diversas funciones cognitivas y emocionales, mejorando la capacidad del cuerpo para sobrevivir en situaciones estresantes.

¿Cómo actúa?

Uno de los autores del estudio, Steven Kliewer, explica que el papel del hígado no se limita a metabolizar el alcohol, sino que también emite señales hormonales al cerebro para protegerlo de los efectos perjudiciales de la intoxicación. Estos efectos incluyen la pérdida de coordinación y la pérdida de conciencia. Además, los autores demostraron que aumentar los niveles de FGF21 a través de inyecciones puede acelerar significativamente la recuperación de la intoxicación. FGF21 logra esto al activar una parte específica del cerebro que regula el estado de alerta.

Así, el sistema noradrenérgico es el principal involucrado en este proceso. Se trata de neuronas que utilizan la noradrenalina como neurotransmisor, una hormona que controla la respuesta a situaciones de estrés, los niveles de azúcar en sangre, entre otras funciones. En este sentido, el consumo de alcohol provoca un aumento en los niveles de esta hormona, lo que provoca la habitual excitación en el cuerpo cuando se consume alcohol.

"Nuestros estudios revelan que el cerebro es el mayor campo de acción de los efectos de FGF21", explica Mangelsdorf. "Ahora estamos explorando en mayor profundidad las sendas neurológicas por las que FGF21 ejerce su efecto de sobriedad".

Para el estudio, los investigadores administraron FGF21 a ratones que habían sido expuestos a altos niveles de alcohol. En ratones, esta hormona estimula la excitación por intoxicación sin modificar la descomposición del etanol. Descubrieron que la hormona ayudaba a reducir los niveles de alcohol en la sangre y a disminuir los síntomas de la resaca. Además, los ratones tratados con FGF21 mostraron una mayor resistencia a los efectos negativos del alcohol a largo plazo, como la inflamación hepática y la acumulación de grasa en el hígado.

Asimismo, aquellos que carecían de FGF21 necesitaron más tiempo para recuperar su reflejo de enderezamiento y el sentido del equilibrio tras la exposición al alcohol. La administración de FGF21 redujo el tiempo necesario para que el ratón se recuperara de la inconsciencia inducida por el etanol y la falta de coordinación muscular.

Horizontes futuros

Se ha encontrado que tanto la actividad del sistema nervioso noradrenérgico como la actividad de FGF21 también son inducidas por el etanol en los seres humanos. Sin embargo, es necesario llevar a cabo más investigaciones para determinar si esta actividad anti-intoxicación se puede replicar en humanos tal y como se ha observado en ratones.

Los resultados del estudio son prometedores, pero los investigadores señalan que aún queda mucho por hacer antes de que la hormona pueda ser utilizada como tratamiento para el consumo excesivo de alcohol en humanos. Por ejemplo, aún no se sabe si la hormona podría tener efectos secundarios negativos o si sería segura para su uso a largo plazo.