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Los cinco medicamentos comunes más peligrosos que pueden causar la muerte

Los cinco medicamentos comunes más peligrosos que pueden causar la muerte

Los cinco medicamentos comunes más peligrosos que pueden causar la muerte

En la actualidad, existe una amplia variedad de medicamentos disponibles para tratar diversas enfermedades y afecciones. Si bien muchos de ellos son seguros y efectivos, otros pueden presentar riesgos significativos para la salud de los pacientes si se usan de forma inadecuada o en dosis incorrectas. De hecho, algunos medicamentos han sido asociados con efectos secundarios graves, incluyendo la muerte en casos extremos. En este artículo, se analizarán los medicamentos más peligrosos en la actualidad, su uso, efectos secundarios y las medidas preventivas que pueden tomar los pacientes para reducir los riesgos asociados con su consumo.

  • Opioides

Los opioides son medicamentos muy potentes que se utilizan para tratar el dolor severo. Los opioides como la codeína e hidrocodona también están aprobados en combinación con otros medicamentos para reducir la tos. Sin embargo, estos medicamentos aparentemente seguros, pueden ser muy adictivos y suelen llevar a la dependencia si se hace un uso incorrecto de los mismos. Existen dos tipos: opioides recetados (como hidrocodona, oxicodona, morfina y tramadol) y los opioides ilícitos (como la heroína y el fentanilo fabricado ilegalmente).

En los últimos años, la sobredosis por opioides está siendo un evento más común de lo normal, sobre todo en países como EE.UU. Según los datos del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos, en 2020 murieron más de 93.000 personas por sobredosis de opioides.

Para reducir el riesgo de adicción y sobredosis, los médicos suelen recetar los opioides solo para un período corto de tiempo y en dosis bajas. Además, los pacientes deben ser monitorizados de cerca mientras toman estos medicamentos.

  • Antidepresivos

La salud mental y el uso de antidepresivos está en los últimos años en el punto de mira del debate público y médico. Así, los antidepresivos son uno de los medicamentos que más demanda están teniendo entre las masas para tratar la depresión y otros trastornos psicológicos. Actualmente, nuestro país se sitúa en la cabeza en el consumo de ansiolíticos, una epidemia silenciosa que está provocando una oleada de adictos a estos fármacos.  Los más populares y prescritos son los llamados inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, recetados para la depresión así como para algunos trastornos ansiosos y de personalidad

En este punto, cabe destacar que estos medicamentos son muy efectivos, pero también pueden tener efectos secundarios graves. Los más comunes pueden ser náuseas, aumento de peso o problemas de sueño. También se ha observado que el uso de algunos antidepresivos pueden aumentar el riesgo de suicidio en niños, adolescentes y adultos jóvenes. Uno de los últimos hallazgos es que pueden contribuir a empeorar un problema que se posiciona como la amenaza más grande de la salud global: la resistencia a los antibióticos.

Por estos motivos, resulta fundamental controlar las dosis y no extenderlas en el tiempo. Además, será un médico o profesional sanitario quien valore si un paciente necesita someterse a un tratamiento con este tipo de fármacos. 

  • Benzodiacepinas

Las benzodiacepinas son medicamentos que se utilizan para tratar la ansiedad, el insomnio y otros trastornos psicológicos. También se utilizan como relajante muscular para calmar algunos dolores. Al igual que con los opioides o los antidepresivos, estos medicamentos son comúnmente recetados, aunque su uso creciente, combinado con opioides u otros fármacos que deprimen el sistema nervioso central (SNC), ha tenido como consecuencia efectos secundarios serios, incluyendo la dificultar para respirar, la respiración lenta y muerte.   

Las más comunes son: Valium, Xanax, Halcion, Ativan y Klonopin. Los profesionales deben limitar la prescripción de medicamentos opioides para el dolor con benzodiacepinas u otros depresores del SNC solo para pacientes para quienes las opciones alternativas de tratamiento sean inadecuadas. Si estos medicamentos se prescriben juntos, limitar las dosis y duración de cada fármaco al mínimo posible mientras se alcanza el efecto clínico deseado.

  • Anticoagulantes

Los anticoagulantes son medicamentos utilizados para el tratamiento de la trombosis por su capacidad para dificultar el proceso de coagulación de la sangre. Estos medicamentos son muy efectivos, reduciendo la cantidad de eventos trombóticos, incluyendo una disminución del 64% en la tasa de ictus y del 26% en la tasa de mortalidad en comparación con el uso de placebos.

A pesar de esto, el tratamiento anticoagulante se relaciona con un mayor riesgo de sufrir complicaciones hemorrágicas, siendo la hemorragia intracraneal una complicación mortal destacada. Este riesgo puede verse incrementado en situaciones como la sobredosis, patologías o tratamientos concomitantes que aumentan la exposición al fármaco, alteraciones de la hemostasia o la realización urgente de un procedimiento invasivo o de cirugía.

Algunos anticoagulantes comúnmente utilizados son la heparina, la enoxaparina u otras heparinas de bajo peso molecular, como el fondaparinux y la warfarina;  Los de acción directa incluyen rivaroxaban, dabigatran, apixaban. Los anticoagulantes más recientes son el dabigatrán, el rivaroxabán y el apixabán. 

Los médicos suelen recetar los anticoagulantes solo después de realizar una evaluación exhaustiva de los síntomas del paciente y su historial médico. Asimismo, no debe tomar antiinflamatorios en general, ya que interfieren con el tratamiento de forma importante. También debe tener cuidado con la combinación con otros fármacos que incluyen ácido acetil-salicílico (Aspirina®, Adiro®,Tromalyt®, A.A.S®, etc).

  • Estatinas

Las estatinas son medicamentos eficaces para disminuir los niveles de colesterol y prevenir la ocurrencia de un ataque cardíaco o accidente cerebrovascular.  Mientras que las estatinas son generalmente seguras y altamente efectivas para la mayoría de las personas, se ha relacionado su uso con efectos secundarios como dolor muscular, problemas digestivos y confusión mental en algunas personas. Además, existe la posibilidad de que puedan causar daño hepático y aumento del nivel de glucosa en la sangre o diabetes tipo 2.

Las estatinas más comunes incluyen atorvastatina (Lipitor), fluvastatina (Lescol XL), lovastatina (Altoprev), pitavastatina (Livalo), pravastatina (Pravachol), rosuvastatina (Crestor, Ezallor) y simvastatina (Zocor, FloLipid). Asimismo, algunos medicamentos que pueden interactuar con las estatinas y aumentar el riesgo de sufrir efectos secundarios:

  • Tratamientos contra el VIH llamados inhibidores de la proteasa, como el saquinavir (Invirase) y el ritonavir (Norvir)
  • Algunos antibióticos y antifúngicos, como la claritromicina y el itraconazol (Onmel, Sporanox)
  • Algunos medicamentos inmunosupresores, como la ciclosporina 

Por ello, los médicos suelen recetar las estatinas solo después de realizar una evaluación exhaustiva de los síntomas del paciente y su historial médico. 

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