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De todos los periodos estacionales, la primavera es la época que todo alérgico teme. Sin embargo, hay algunos tipos de alergias que en la estación de las vacaciones, la estival, que también se presentan con regularidad debido a la práctica de actividades al aire libre, la alimentación o el exceso de sol y cloro.
La Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) advierte de que, además de los riesgos de exposición a ciertos alérgenos, los cambios de rutinas y horarios puede derivar en un mayor descuido en los tratamientos, por lo que "las personas alérgicas deben extremar las precauciones en verano porque puede producirse un episodio no controlado".
La exposición a las radiaciones solares unida a otros factores es otra de las causas más habituales de alergias durante el verano.
Esta afección se puede identificar si tras una exposición solar se notan alguno de los siguientes síntomas:
Se calcula que 7 de cada 10 reacciones alérgicas a alimentos se producen al comer fuera de casa. Y en verano es cuando más frecuentamos terracitas, restaurantes...
El doctor Joan Bartra, presidente del Comité de Alergia a Alimentos de la SEAIC, destaca que "es muy importante preguntar sobre los menús y vigilar todos los productos que se ingieren, leyendo detenidamente los ingredientes que los componen".
Además, en caso de sufrir alguna alergia, también es recomendable avisar al responsable del restaurante e informarse de si toman las debidas precauciones para evitar las contaminaciones cruzadas.
Por ejemplo, si una persona tiene alergia al pescado, aunque pida un plato que no contenga este alimento, puede sufrir una reacción si han utilizado el mismo aceite o utensilios para prepararlo.
El doctor Bartra afirma, además, que hay que estar alerta sobre todo con los ingredientes que a menudo están más o menos ocultos, como:
El aumento del consumo de frutas durante el verano es notable, ya que estas son una fuente de hidratación muy recomendable durante los meses de calor. De hecho, muchas de ellas tienen gran contenido en agua y, además, su estacionalidad es precisamente los meses de verano, lo que quiere decir que se encuentran en su punto óptimo para el consumo en esta temporada.
Desde la sandía y el melón hasta los higos, las ciruelas, los melocotones o las paraguayas son algunos de esos frutos típicos del verano y que pueden causar alergia a ciertas personas, produciéndose síntomas como los siguientes, según Mayo Clinic:
El cloro es una sustancia química que se emplea en las piscinas para mantener el agua en perfecto estado, desinfectando y mejorando la calidad del agua al eliminar hongos, bacterias y otros microorganismos. Las personas que sufren dermatitis atópica pueden ver agravados sus síntomas debido a los baños prolongados en la piscina.
Por ello, los síntomas de ronchas, enrojecimiento y sequedad de la piel, entre otros, pueden aumentar por el cloro. Lo mejor es bañarse en el mar o buscar piscinas de agua salada, que usan la sal como desinfectante en lugar de usar el cloro.
Si la piscina es la única opción, seguir estas recomendaciones ayuda a reducir las reacciones:
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