Nutrición y Bienestar

Las consecuencias de dormir con el aire acondicionado encendido

  • Usar este aparato sin atender a ciertas recomendaciones puede acarrear efectos negativos sobre la salud como enfriamientos, contracturas o incluso un riesgo de deshidratación

El uso del aire acondicionado en verano también lo cubre este bono social.

El uso del aire acondicionado en verano también lo cubre este bono social. / D. S.

En verano, uno de los principales aliados del insomnio (además de los mosquitos) es el calor.  Se estima que el "umbral del sueño" se ubica entre los 22 y 24ºC.  Cuando esto no sucede y el umbral de temperatura se encuentra por encima, algo muy común en estos meses, conciliar un sueño pleno se convierte en un reto. Para atajar esta situación, la salvación más común es recurrir a la figura del aire acondicionado. Sin embargo, a pesar de que su ayuda es capaz de combatir los efectos que provoca el calor, usarlo sin seguir una serie de recomendaciones, puede acarrear efectos adversos en la salud. 

Hay que tener en cuenta que, durante el sueño, la temperatura corporal desciende. Alcanza su mínimo -la llamada temperatura basal- unas cuatro horas después de que la persona se duerme. Un ambiente demasiado fresco aumentará la diferencia con la temperatura del cuerpo, y por lo tanto aumentarán también los riesgos. 

La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica especifica que "hasta un 20% de los cuadros catarrales, laringitis, faringitis o procesos bronquíticos" que se producen en el periodo estival se deben al uso inadecuado del aire acondicionado. Además, las variaciones bruscas de temperatura y humedad, por el contraste entre recintos cerrados con aire frío y las altas temperaturas de la calle, son también responsables de dichos problemas.

¿Qué problemas puede causarte dormir con aire acondicionado?

1. Tu salud puede resentirse. Dormir toda la noche con el aparato de aire acondicionado puesto puede afectar directamente a tu salud. Este hace el ambiente se reseque y disminuye las defensas de las mucosas y las vías respiratorias. Puedes enfriarte y sufrir un catarro, tos o faringitis.

2. Corres el peligro de sufrir una contractura. Si tu cuerpo de enfría puede sufrir una contracción muscular, y esto desencadenar en tortícolis o lumbalgia. 

3. Riesgo de una deshidratación. El frescor del aire acondicionado muchas veces retrasa o impide advertir la sensación de sed. Este hecho, sumado a la sequedad del ambiente que el mismo sistema produce, puede derivar en ese cuadro. Y sus síntomas más comunes son sequedad en la piel, dolor de cabeza y migrañas.

4. Si no lo mantienes correctamente, puedes padecer hongos o infectarte por bacterias o virus.

Si no te preocupas de limpiar tu aparato, puedes sufrir afecciones como neumonía  riniris alérgica (hongos), aumento del asma y en el peor de los casos (aunque menos probable) hasta legionella.

5. Tu salud ocular puede verse afectada. Como hemos mencionado anteriormente, el aire acondicionado reseca el ambiente. Esto, puede contribuir a que tu ojo se quede sin lágrimas, sufras picores o conjuntivitis.

¿Cómo hacer un buen uso del aire?

Hacer un uso adecuado del aire acondicionado durante el verano es muy sencillo. Así, los expertos aconsejan evitar su uso continuado durante varias horas, así como los cambios bruscos de temperaturas. 

Además, mantener una temperatura razonable, que no esté por debajo de los 23 ºC, y evitar el flujo de aire directo,  evita los enfriamientos  y las contracturas y dolores muscualres. Así, se ahorra también en electricidad y puede usarse el modo 'aleteo' para distribuir mejor el aire por la habitación.

Activar el  ‘modo sueño’ (o ‘sleep’): el aparato se apagará solo un determinado tiempo después de su activación. Por lo demás, siempre es recomendable el uso de la función económica, que regula la temperatura de manera automática.

Asimismo, usar un humidificador: Un humidificador se torna un complemento necesario para contrarrestar la sequedad del ambiente debida al aire acondicionado. De este modo se reduce el riesgo de irritación tanto en las mucosas y otros tejidos de las vías respiratorias como en los ojos.

Por último, se recomienda también limpiar los filtros para evitar la exposición a bacterias y microorganismos que puedan resultar perjudiciales.

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