Salud sin fronteras

La sanidad del futuro

LA evolución demográfica de la sociedad, con un envejecimiento progresivo y una mayor cronicidad de las enfermedades más prevalentes, genera un cambio relevante en el tipo de pacientes que deben recibir respuesta por parte del sistema sanitario.

Podría decirse que estamos en un proceso de transición en el que el sistema de salud debe pasar de curar a cuidar. Sin que haya que dejar de curar o de prevenir o de promocionar la salud y los estilos de vida sanos. Pero es "el cuidar" el elemento central de las necesidades inmediatas en nuestra sanidad.

Junto a los cambios demográficos y a la cronicidad, las nuevas tecnologías que abren posibilidades para la telemedicina y la e-health, son también factores que generan la necesidad de un cambio planificado.

Uno de los aspectos que puede hacer posible una adaptación del sistema sanitario a los nuevos requerimientos que surgen de esos factores de cambio es el que se refiere a la planificación de los recursos humanos que la sanidad va a necesitar en los próximos 10-15 años.

Planificar las necesidades de profesionales sanitarios tanto desde el punto de vista cuantitativo como cualitativo para cuidar mejor, es una cuestión imprescindible.

El ministerio de sanidad debe incorporar de manera inmediata esta tarea entre sus prioridades más urgentes. Tengamos en cuenta que lo que se decida hacer, no se podrá ver hecho realidad de manera inmediata y es por ello que ya vamos tarde.

¿Cuantos médicos necesitaremos en 10 años? ¿De qué especialidades? ¿Cuáles son las habilidades y competencias profesionales que deben disponer? ¿Cuántos enfermeros y enfermeras necesitamos en el futuro inmediato? ¿Qué especialidades de enfermería son imprescindibles? ¿Qué otras profesiones?

Estas y otras muchas preguntas como estas necesitan una respuesta urgente y coherente. Y es al sector sanitario liderado desde el ministerio de sanidad a quien corresponde ofrecer las respuestas y exigir al sistema educativo y a las organizaciones profesionales la necesaria adaptación.

Soy consciente de que estratégicamente algunos pasos se han dado en los últimos años. Pero no es suficiente. Claramente vamos con retraso.

Especialmente necesaria es esta apuesta en el ámbito de la enfermería donde creo que necesitamos una profunda reflexión que debemos hacer junto a las organizaciones profesionales que, me consta, están ya en ese proceso.

Pero junto a ello, la sanidad del futuro requiere un impulso real a la consideración del paciente como un recurso con un potencial tremendo para la mejora de la salud.

En ese sentido, la experiencia de escuela de pacientes que desde Andalucía se impulsa con la iniciativa pionera de la Escuela Andaluza de Salud Pública debe ser potenciada al máximo.

Sólo con decisiones de esta naturaleza, junto a otros aspectos que abordaremos en otro momento, podremos asegurar una sanidad futura de calidad y eficiente que llegue a todos y a todas con equidad.

Es, en definitiva, lo que la sociedad demanda.

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