El éxito arrollador del Beso de Judas
La cofradía de Santiago ha crecido de manera exponencial en los últimos años y ya cuenta con casi 5.000 hermanos
Horarios e itinerarios de los traslados y procesión de la coronación canónica de la Virgen del Rocío de la Redención
Pocas hermandades pueden presumir en apenas 70 años del crecimiento tan arrollador del Beso de Judas. La corporación de la calle Santiago es una de las cofradías de moda de la Semana Santa. Está a punto de llegar a los 5.000 hermanos, una cifra al alcance de muy pocos, y ya ronda los 1.600 nazarenos. Buena parte de culpa de este éxito la tiene su propio carácter: una cofradía alegre, acogedora, de manos abiertas, como sostiene su hermano mayor, Manuel del Cuvillo, que afronta sus últimos meses de mando en la corporación con la coronación de la Virgen del Rocío, el último hito de ocho intensos años.
“En los últimos ocho años han ingresado unos 1.300 hermanos y el último año salieron unos 200 nazarenos más”. Las cifras aportadas por el hermano mayor muestran el crecimiento tan exponencial de la corporación. Además, el Beso de Judas también puede presumir de la baja edad media de sus hermanos, algo que no se le escapa a los sacerdotes que acuden a predicar sus cultos: “Se suelen sorprender al ver a tantos jóvenes. Nos lo dijo el lunes el deán de la Catedral, don Francisco Ortiz, que presidió el primer día del triduo. Pero es habitual cada lunes del año la presencia de tanta gente joven”.
¿Y cuál es el secreto de este éxito? Del Cuvillo lo tiene muy claro: “Lo más importante son nuestros titulares, Nuestro Padre Jesús de la Redención y María Santísima del Rocío. Al margen de ellos, lo que más atrae a los hermanos es que todos se sienten como uno más, partícipes de la hermandad, útiles. Somos una comunidad feliz y que acoge con las manos abiertas, como el Señor”.
La corporación lleva 20 años haciendo las cosas muy bien. Con una línea muy marcada que han sabido seguir los últimos hermanos mayores: Pepe Carretero, José Moncayo y el propio Cuvillo. En estos años, han experimentado mejoras importantes, renovando al completo el paso de misterio, uno de los grandes barcos de la Semana Santa de Sevilla que levanta pasiones por su manera de andar; o el propio paso de palio, en el que se han renovado los bordados y la orfebrería. Aún así, el hermano mayor advierte que queda mucho por hacer y hay que seguir trabajando: “Como una hermandad joven que somos, con apenas 70 años, nos sigue faltando patrimonio. Tenemos que seguir con esta tarea, enriqueciéndolo a la vez que conservando lo que ya tenemos”.
Además del patrimonio, la hermandad también cuida la formación o la caridad: “Tenemos que seguir creciendo ahí. En lo espiritual, en la acción social. Ahí está la obra de la coronación junto a Autismo Sevilla. Queremos dar una beca cada año para sufragar el Programa Respiro Familiar. Eso nos enorgullece”.
En los últimos años, la cofradía también ha rehabilitado su casa, la iglesia de Santiago, una joya cedida por el Arzobispado. En la conversación con este periódico, el hermano mayor recuerda aquel lejano ya Lunes Santo de 2020 cuando se dirigió a sus hermanos a través de una transmisión con el móvil en la soledad de la iglesia, sólo con los titulares y el director espiritual. “Les dije a los hermanos que el sol volvería a salir. Y fíjate lo que ha pasado en este tiempo. Hemos participado por primera vez en un Santo Entierro Grande, el Señor ha presidido el Vía Crucis de las Cofradías, y ahora tenemos el regalo de la coronación...”.
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