Tribuna de opinión

Un encargo fallido

  • “El autor del cartel se ha limitado a reproducir uno más de sus cuadros, aunque lo complete con el sudario del Cachorro o las potencias del Amor”

El polémico cartel de la Semana Santa de Sevilla 2024.

El polémico cartel de la Semana Santa de Sevilla 2024. / Juan Carlos Vázquez

Vaya por delante que no pretendo valorar la calidad pictórica de la obra, para la que no tengo los conocimientos suficientes. Asumo, igualmente, que tras escribir estas líneas caeré, irremediablemente, en el amplísimo saco de sevillanos rancios, provincianos y semianalfabetos, que tanto abundamos en el mundillo cofrade, del que, afortunadamente, han sido capaces de salir algunos cuantos, cultivados y cosmopolitas, que nos miran al resto desde la altura de su atalaya intelectual, aunque no nos expliquen con qué méritos se han instalado en ella.

El cartel no me parece irreverente, ni tiene nada que ver con la homofobia, como torticeramente quieren reconducir algunos el debate. Tampoco se trata de si a la figura se le ve más o menos piel. Es absolutamente cierto que muchísimas imágenes cristíferas del Renacimiento y el Barroco, tanto en la pintura como en la escultura, aparecen más desnudas. La diferencia está, a mi juicio, en que a ésta le falta un mínimo de unción y de sacralidad. A mí me evoca más, dicho con el mayor respeto, a un modelo paseando por una pasarela que a Cristo, Hijo de Dios, resucitado para mi salvación; y aquí es donde entramos en el gran fallo del que adolece el cartel.

Para comprenderlo mejor, sustituyan la expresión “Consejo de Cofradías” (representante) por la de “Cofradías de Sevilla” (representadas), y háganse ahora la pregunta, ¿Consideran que ese es el cartel adecuado que deben encargar nuestras cofradías para anunciarse a sí mismas? Porque no olvidemos que no estamos hablando de una obra pictórica, sino de un cartel anunciador de algo, la Semana Santa de Sevilla, y ese fue el encargo recibido por el cartelista. Los trabajos de encargo han existido a lo largo de toda la historia del arte y la obligación del artista era satisfacer a quien se lo hacía. ¿Las hermandades de Sevilla se pueden sentir satisfechas y, sobre todo, representadas en ese cartel? Mucho me temo que no, porque el autor se ha limitado a reproducir uno más de sus cuadros, aunque lo haya completado con el sudario del Cachorro o las potencias del Amor, detalles totalmente impostados en la obra.

Pues habrá que convenir que, si los que hacen el encargo no se sienten representados, por mucha calidad que tenga la obra pictórica que lo sustenta o incluso, como alguien me decía para defenderlo, aun cuando lo haya tratado el analista de arte del New York Times, el cartelista no ha cumplido con la misión encomendada. Por cierto, dicho sea de paso, aunque manifestó que cree que un cuadro no necesita ser explicado, él ha dado más explicaciones que nadie.

En definitiva, una obra de arte, no lo dudo, pero un encargo fallido. Todo lo demás es ruido mediático y en algún caso interesado, incluida alguna que otra cadena nacional poco habitual en estas cosas, en la presentación.

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