Aduanas, el azote del contrabando de tabaco en Sevilla

El Servicio de Vigilancia Aduanera desmantela un centro de envasado de picadura en una nave de La Rinconada

La operación Córner acabó con 1.351 kilos de tabaco intervenidos y dos detenidos

Este periódico acompañó a los agentes de Aduanas durante la explotación de la investigación

Cae en Sevilla una banda que enviaba marihuana a Europa por paquetería

Así fue la operación Córner de Aduanas contra el contrabando de tabaco.

El Servicio de Vigilancia Aduanera desmanteló el pasado lunes un centro de envasado de picadura de tabaco ubicado en una nave del polígono industrial Majaravique, en La Rinconada. Los agentes de Aduanas intervinieron en total 1.351 kilos de tabaco, entre los 1.200 kilos que iban cargados en una furgoneta que fue interceptada nada más salir de la nave y otro centenar y medio que quedaron en bolsas dentro del edificio. Dos personas fueron detenidas.

Un momento de la operación Córner, de Aduanas.
Un momento de la operación Córner, de Aduanas. / Antonio Pizarro

La mercancía estaba ya repartida en cajas de distinto tamaño y peso, desde uno hasta 15 kilos, que se iban a distribuir esa misma mañana a través de empresas de paquetería. De esa forma llegarían hasta los compradores finales, ubicados en distintos puntos de España. Este periódico acompañó al Grupo I de Contrabando del Servicio de Vigilancia Aduanera de Sevilla durante la operación, llamada Córner.

Aduanas llevaba unas tres semanas vigilando los movimientos de los sospechosos, uno de los cuales ya tenía antecedentes por contrabando de tabaco. Se trata de un hombre natural de Écija, que es uno de los puntos calientes de esta actividad delictiva en la provincia de Sevilla. La semana pasada, Vigilancia Aduanera y la Guardia Civil informaron de otra operación conjunta en la Ciudad del Sol, en la que se desmanteló una organización familiar dedicada a enviar picadura de tabaco a toda España. Hubo cinco detenidos y se intervinieron 1.210 kilos de tabaco y 250 cajetillas sin los precintos fiscales. El envío de picadura a través de empresas legales de paquetería es la práctica más habitual entre los contrabandistas en los últimos tiempos.

La operación Córner de Aduanas, desde dentro. / AEAT

La investigación había llevado a los agentes de Aduanas hasta una nave de la calle Comedia, una vía sin salida del polígono Majaravique, en La Rinconada. Se trata de un recinto industrial pequeño, próximo a la antigua carretera que conecta Sevilla con el municipio rinconero, de ahí de la necesidad de establecer vigilancias muy discretas para estudiar los movimientos de los objetivos.

Dos agentes observan el estado de la nave.
Dos agentes observan el estado de la nave. / Antonio Pizarro

Durante las semanas de seguimientos, los agentes establecieron un cierto patrón de conducta, que los sospechosos pretendían alterar cambiando de rutinas y de vehículos. Por ejemplo, utilizaban furgonetas alquiladas para transportar la carga. Desde fuera, era imposible detectar cualquier actividad ilícita en la nave, pues ni siquiera se podían ver luces. Sí se sabía que los implicados empleaban un vehículo lanzadera que abría paso a la furgoneta. En los últimos días ese vehículo era un Audi, aunque podrían haberlo cambiado.

La nave en la que se ocultaba el centro de envasado de picadura de tabaco.
La nave en la que se ocultaba el centro de envasado de picadura de tabaco. / Antonio Pizarro

Con esta información, el jefe del Grupo I de Contrabando citó a su equipo el lunes 12 de diciembre a las seis de la mañana en la sede del Servicio, en la avenida de la Raza. Allí se celebró una reunión o briefing, en la que el responsable del dispositivo dio una serie de claves e instrucciones. "No se descarta que haya más personas dentro de la nave". En otra operación reciente, también en La Rinconada, los agentes encontraron a un hombre que incluso dormía dentro de la nave y trabajaba durante jornadas maratonianas en la producción de tabaco.

"Si sale el Audi solo, lo dejamos que se vaya. Calma, no nos ponemos nerviosos. Nos interesa la furgoneta, que es donde irá la carga. Puede que ésta esté dentro o que llegue de fuera. Puede ser la que utilizaron los últimos días o que la hayan cambiado. Si llega una furgoneta, la dejamos que entre. Cuando salga, intervenimos". El jefe distribuye los equipos de comunicaciones y los vehículos.

Para ello, un coche con dos agentes entrará en la calle y buscará un lugar discreto para establecer la vigilancia. El resto de miembros del operativo esperarán en varios vehículos repartidos por lugares próximos, atentos a las indicaciones de los dos primeros. Unos minutos antes de las siete de la mañana, los funcionarios toman posiciones en torno a la nave.

Un momento de la inspección en la nave.
Un momento de la inspección en la nave. / Antonio Pizarro

No son todavía las siete y cuarto de la mañana cuando llega el primer aviso de los vigilantes. "El Audi sale del portón. Se para dos naves más allá. Sin furgoneta. Tiene pinta de que el conductor está hablando por teléfono". Cuatro minutos después, los vigilantes avisan de que el Audi sigue detenido en la calle con las luces encendidas, al instante se mueve y se dirige hacia la salida de la calle. "Vale, lo dejamos que se vaya", responde el jefe. A las 7:24 regresa el Vehículo. "Es probable que haya ido a dar una vuelta por el polígono para cerciorarse de que todo está bien". El conductor pasa varios minutos dentro del coche. Poco después, sale de la nave un segundo individuo, que se monta en el vehículo. "Los dejamos irse. Puede que vayan a por la furgoneta".

Un funcionario de Aduanas engrilleta a los detenidos.
Un funcionario de Aduanas engrilleta a los detenidos. / Antonio Pizarro

El jefe pregunta a sus compañeros si han visto alguna luz dentro de la nave. "Negativo. Ni hoy, ni en ninguna de las vigilancias anteriores", responden. Pasan casi dos horas sin actividad. A las 9:20 regresa el Audi, que aparca junto a la nave. "Se baja y entra en la nave. Sale y abre el maletero. Está metiendo cajas". Cuando termina, retira el vehículo de la puerta y lo aparca al principio de la calle. Esto, aseguran los agentes, es una práctica habitual. Los contrabandistas intentan estacionar sus coches algo retirados de donde se encuentra la mercancía. Luego regresa a pie a la nave. "Se confirma que va solo". Unos minutos más tarde vuelve a salir y se dirige al coche. "Parece como si se le hubiera olvidado algo".

Agentes de Aduanas trabajan en la nave de Majaravique, con los detenidos en el suelo y el tabaco intervenido en cajas.
Agentes de Aduanas trabajan en la nave de Majaravique, con los detenidos en el suelo y el tabaco intervenido en cajas. / Antonio Pizarro

A las 9:47 llega la furgoneta, conducida por el segundo sospechoso. Es la misma Ford Transit con la que han trabajado en los últimos días. La furgoneta entra marcha atrás en la nave. "Los dos objetivos están dentro". Los agentes toman posiciones en la entrada de la calle sin salida, para bloquear la marcha de la furgoneta.

Transcurren varias horas más sin novedad. Desde fuera no hay nada que indique que dentro del edificio hay un centro clandestino destinado a la producción de tabaco. En los coches la espera se hace pesada. Hace calor con el chaleco antibalas, que los agentes se tapan con alguna prenda de abrigo para que nadie sospeche. El polígono mantiene una actividad bastante intensa y en uno de los bares próximos hay mucho trasiego de personas durante toda la mañana.

Agentes de Vigilancia Aduanera, con el tabaco aprehendido.
Agentes de Vigilancia Aduanera, con el tabaco aprehendido. / Antonio Pizarro

Llega el mediodía. Los funcionarios de Aduanas llevan más de cinco horas montados en el coche. "¿Es normal que tarden tanto?", pregunta el periodista. "Cuanto más tarden mejor, más cargada irá la furgoneta", explica el jefe, que recuerda que el viernes anterior el vehículo salió a las 11:53. "Así que ya debe quedar poco". Hasta ahora todo ha ido saliendo según lo previsto. "Mucha mala suerte tendríamos si no los cogemos hoy aquí".

Apenas unos minutos después, los agentes indican que se abre la puerta de la nave y sale la furgoneta. Son las 12:03. Varios vehículos le cortan el paso antes de que salga de la calle Comedia. El jefe del operativo se encarga del conductor de la Ford Transit y le pregunta qué lleva en la carga. "Paquetes", responde. Le pide que se la abra. El interior del vehículo va cargado hasta arriba de distintas cajas con tabaco de picadura en su interior. El conductor es detenido.

El jefe del Grupo I de Contrabando explica la operación Córner.

El otro implicado es arrestado en la puerta de la nave, cuando se disponía a cerrar el portón de una forma un tanto rudimentaria, aguantándola contra el suelo con un hierro. Es el conductor del Audi. Este es un hombre con antecedentes, a diferencia del que conducía la furgoneta. La actitud de ambos es reveladora. El que tiene antecedentes mantiene la cabeza alta y mira a los agentes. No tiene problemas incluso en revelar la cantidad que lleva. El otro está hundido, en todo momento está cabizbajo y contesta a duras penas cuando le preguntan quién ha alquilado la furgoneta. Fue él.

Cajas y suciedad en el interior de la nave.
Cajas y suciedad en el interior de la nave. / Antonio Pizarro

El interior de la nave está extraordinariamente sucio. No parece que nadie haya limpiado el edificio en los últimos meses. En el suelo se apilan los cartones y en un rincón quedan algunas bolsas que esta vez no se han enviado, probablemente porque no cabían ya en la furgoneta. Todo está cochambroso y mugriento. "La mayoría de la gente no es consciente de la falta de medidas de higiene y de control que tiene el tabaco de contrabando. Incluso a veces se piensa que es más natural y tiene menos aditivos".

Detalle de la placa de uno de los funcionarios.
Detalle de la placa de uno de los funcionarios. / Antonio Pizarro

Dentro de la nave hay una pequeña oficina en la que trabajaban los dos implicados, de ahí que no se observaran luces desde fuera. "Esto es algo habitual, en una ocasión nos encontramos con un doble fondo que ocultaba una habitación en la que se producía el tabaco", indica el responsable del operativo.

Los agentes de Aduanas sacan la carga del vehículo y la apilan por paquetes en la nave. Abren algunos paquetes para hacer un pesaje aproximado en un primer momento, que luego ya se pesará oficialmente. Serán 1.351 kilos en total, una mercancía valorada aproximadamente en 216.000 euros.

Una de las funcionarias informa al juzgado de Guardia de la operación y pide abogados de oficio para los detenidos. Otro contacta con la empresa de alquiler que es titular de la furgoneta intervenida y les indica que pueden pasar a recogerla, siempre que aporten el contrato. Los detenidos son trasladados a la sede de Vigilancia Aduanera, donde se les toma declaración y luego son enviados a los calabozos de la Policía Nacional, en el cuartel de Blas Infante. Al día siguiente, los agentes de Aduanas los pondrán a disposición judicial como presuntos autores de un delito de contrabando, penado en España con condenas de entre 1y 5 años. Finaliza así la operación Córner, el último golpe destacado de la Agencia Tributaria al tráfico ilícito de tabaco en la provincia de Sevilla.

Traslado de uno de los detenidos.
Traslado de uno de los detenidos. / Antonio Pizarro

"A raíz de esto continuaremos la investigación, para proceder a más detenciones si corresponden", apunta el jefe. La nave queda cerrada. Este tipo de operaciones forman parte del día a día del Servicio de Vigilancia Aduanera, una policía dependiente del Ministerio de Hacienda especializada en el contrabando, el tráfico de drogas y de mercancías ilícitas. En los últimos meses se han desmantelado varios centros clandestinos de producción, picado y envasado de tabaco ilegal. "Hemos notado que cada vez hay más organizaciones, más zonas y con un mayor volumen de ventas".

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