Cuando la bata del estudiante cotiza
Las Chacón por la calle Sevilla
Calle Rioja
Paisanaje. El estreno de 'La voz dormida' revive vínculos entre Zafra y Sevilla en la nomenclatura, el callejero y un jurado de arquitectos del que se cayó Álvaro Siza.
CARMINA las recuerda "por la calle Sevilla, con el uniforme, cogidas de la mano camino del colegio de las monjas". Mi amiga Carmina Álvarez Murillo es segedana, topónimo de los nacidos en Zafra, y así evoca a dos de sus más ilustres paisanas, las hermanas gemelas Dulce e Inma Chacón. Un paralelismo truncado por la muerte temprana de la primera que florece con la doble gloria de dos novelas de la factoría Chacón.
Mañana se estrena en los cines de Sevilla La voz dormida, la adaptación que Benito Zambrano ha hecho de la novela homónima de Dulce Chacón (1954-2003). Supe por Antonio Pérez, el productor, que tenía una hermana gemela, que se ha cortado por segunda vez el cordón umbilical quedando finalista del Planeta con la novela Tiempo de arena.
Zafra se conoce como Sevilla la Chica, aunque Alfonso XII la proclamó Zafra la Grande concediéndole el 9 de enero de 1882 el título de ciudad. Viajé a Zafra hace seis años por un asunto muy sevillano. Quince días después de la muerte de Franco, un grupo de arquitectos sevillanos se dieron cita en el parador nacional de Zafra, inaugurado por el ministro de Información y Turismo Manuel Fraga Iribarne el 15 de octubre de 1968. En 1975, el actual Colegio de Arquitectos comprendía Andalucía Occidental y Badajoz. Los arquitectos pacenses se segregan de la matriz el 27 de febrero de 1980, la víspera del 28-F. Los extremeños no se tocan. La junta de gobierno del Colegio de Arquitectos, presidida entonces por el decano Julio Tirado, se reunió en Zafra para redactar las bases del anteproyecto de concurso de sede colegial, con la rúbrica de su secretario, Javier Queraltó.
En el jurado figuraban Aldo Rossi, Rafael Moneo y Álvaro Siza, aunque el arquitecto portugués se quitó del cartel y entró García de Paredes. 530 arquitectos participaron en el concurso, que ganaron Gabriel Ruiz Cabrero, conservador de la Mezquita de Córdoba, y el asturiano Enrique Pérez Caveda, autores del edificio de la plaza Cristo de Burgos.
El decano Julio Tirado me invitó a comer en el hotel Abba, una de sus obras, para recordar aquel episodio extremeño. Un tipo entrañable, moderno, un andaluz nórdico del que conocí hace poco la noticia de su fallecimiento.
Viajé a Zafra en LEDA, Línea Extremeña de Autocares. Antes de llegar al parador, paseé por el pueblo. Vi las Plazas Grande y Chica unidas por el Arquillo del Pan, plazas cuya restauración contó con el visto bueno de los Reyes de España, que fueron a Zafra el 8 de marzo de 1977, un mes antes de la legalización del Partido Comunista. Me llamaron la atención dos placas. Una en la calle Gobernador, en la casa donde se alojó Antonio Cánovas del Castillo cuando el entonces presidente del Gobierno acudió a inaugurar el ferrocarril Zafra-Huelva. En otra casa, una placa con esta frase: "La noche se hace cada vez más pequeña, quizás no quepa la luna". Homenaje literario a su autora, Dulce Chacón. Habrá que añadir el nombre de su hermana Inma, la colegiala que la acompañaba por la calle Sevilla.
El cineasta lebrijano ha devuelto a las mesitas de noche la novela de Dulce Chacón y con su estreno revive los puentes entre las dos Sevillas, la chica y la grande. Sevilla es la calle principal de Zafra -no sé si hay reciprocidad, buen tema teniendo como tenemos un alcalde extremeño de crianza-, y el nombre de una joyería y de una pastelería. La villa donde se reunieron los arquitectos sevillanos, que ocuparían buena parte de las 26 habitaciones del parador.
Carmina tenía siete años cuando nacieron las hermanas Chacón. "Un primo hermano de Inma y de Dulce estuvo casado con Rosa, hermana de mi cuñado Enrique", recuerda Carmina, que llegó a Sevilla en 1971 y a la que conocí como eficacísima secretaria en Diario 16 Andalucía. Tiempo de arena de Imma para medir el tiempo de Dulce, cuya novela termina en tormenta de verano.
La realidad es más fuerte que la ficción. El hombre que asesinó a una mujer embarazada que oía misa en una iglesia del Pinar de Chamartín y después se pegó un tiro ante el altar, vivía en la madrileña calle Dulce Chacón.
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