Sevilla

Colas en el Metro para ver a los Reyes Magos

  • A pesar de las aglomeraciones puntuales en los vagones, el servicio especial de Navidad se desarrolló sin incidencias

Los Reyes Magos llegaron en Metro. O, al menos, pudieron hacerlo, al igual que numerosos sevillanos que ayer hicieron uso de este nuevo medio de transporte para desplazarse hasta los principales puntos de referencia de la Cabalgata del Ateneo.

Las estaciones del Metro parecían ayer el recreo de un colegio. En la primera Cabalgata del suburbano, los gritos y juegos de la multitud de niños, especialmente alterados, fueron el hilo musical del Metro. A pesar de los servicios especiales de Navidad, los vagones se vieron saturados en determinados momentos por los miles de sevillanos que utilizaron el tren para desplazarse por la ciudad y ver el desfile.

Desde primera hora de la tarde, a las paradas de Plaza de Cuba y de Los Príncipes llegaban auténticas multitudes. Colas de más de 20 minutos para poder subirse a un vagón y, en algunos casos, vuelta a la cola, pues los vagones llegaban repletos. No cabía un alfiler. En la entrada empujones y algunas malas caras. Incluso alguna que otra persona quedó pillada por las puertas automáticas, sin que se produjera ningún accidente. Solamente algunas despedidas forzosas de familiares que se quedaron en el andén mientras observaban por el cristal cómo su pareja, su madre o su suegra se alejaba hacia la estación del Prado de San Sebastián o San Bernardo.

Como sardinas en lata, abrazados y apretujándose para que pudiera caber todo el mundo. Imágenes propias del Metro de Tokio. La gente salía de los vagones respirando profundamente y valorando un poco más su libertad. Y, segundos después, corriendo a ver la Cabalgata. Ayer comenzaron a bajar las temperaturas en la ciudad, pero los termómetros del Metro marcaban entre 18 y 19 grados centígrados. Los niños dibujaban con el dedo en el vaho del cristal. Teniendo en cuenta el calor asfixiante y que todos los usuarios llevaban abrigos y bufandas, se entiende que la frase más repetida entre los viajeros fuera: "Estoy desando salir de aquí". Entre los pasajeros, algunos pajes cargados de regalos camino de sus casas.

Entre la gente que salía disparada de los vagones y la que llevaba esperando mucho tiempo para subirse al suburbano se produjeron algunos malentendidos. Los primeros exigían que dejaran salir primero a los que se bajaban, y los segundos, hartos de esperar, sólo querían que les dejara espacio para poder montarse. Según explicó la seguridad del Metro de Sevilla, la jornada se realizó sin incidentes reseñables. La aglomeración de viajeros estaba prevista el 5 de enero y hubo refuerzos.

No obstante, a pesar de que por megafonía se pedía que por "seguridad y comodidad" de todos los viajeros bajaran los carritos de niños por el ascensor y los plegaran una vez dentro de los vagones, dentro del tren, pocos carritos había. Los verdaderos protagonistas del Metro de Sevilla ayer eran los niños que correteaban por los vagones. Imposible su control. "Nosotros sólo podemos decirlo, pero una vez dentro no podemos supervisarlo", repetía con nerviosismo un operario de seguridad. Niños y Metro. Sin duda, el nuevo transporte fue otro de los protagonistas de la jornada.

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