La Historia, la madre patria
LAS autoridades panameñas extorsionaban a los comerciantes peruanos. Lo curioso es que esta afirmación la realizaba en la Escuela de Estudios Hispano-Americanos Margarita Suárez (Lima, 1957), historiadora peruana especializada en la etapa virreinal, ante quien presidía la sesión, el historiador panameño Alfredo Cantillero (Aguadulce, Panamá, 1937). Son dos de los participantes en el II Coloquio Internacional sobre Intercambios mercantiles, sociales y culturales entre Andalucía y América que coordinan la sevillana Enriqueta Vila y el historiador colombiano Antonino Vidal.
El panameño y la peruana tienen algo en común. Sevilla, su Archivo de Indias, jugó un papel fundamental en su decantación profesional e intelectual. Cantillero llegó a Madrid en 1962 y a Sevilla en 1963. En la actualidad trabaja en un proyecto sobre la Independencia con una beca de la Fundación Carolina. Margarita llegó a Sevilla en 1983. "Me encontré una ciudad más austera".
Andalucía y América unidas por diferentes caminos: el vecino de Archidona que se convirtió en historiador de la Plata, el estudio comparado del abastecimiento de agua en el Aljarafe y en el venezolano valle de Táchira. La vida desde su nacimiento en la ponencia sobre parteras españolas y cubanas en La Habana del siglo XIX, presentada por la historiadora cubana Carmen Barcia, hasta el crepúsculo vital descrito por Gisela von Wobeser, presidenta de la Academia de la Historia de México que coordina con Enriqueta Vila el libro Muerte y vida en el más allá que mañana presentan en la Casa de los Pinelo.
Cinco largos siglos de un trasiego vertiginoso y apasionante: los metales preciosos como exponentes de la primera globalización (tesis del panameño Cantillero), comercio de plantas medicinales, de añil, del tabaco de Virginia o del chocolate, que pasó "de alimento de los dioses a tradición popular". Una vitalidad económica que produjo secuelas como la descrita por María Dolores Herrero en la tesis que le dirigió Antonio García Baquero sobre los galeones de la familia Ustariz que surcaban el mar del Sur: "en los criterios de la ropa, Cádiz era para América lo que París para Europa". Galeones que se vieron soliviantados por naufragios, temporales en las Azores o la rapiña de corsarios ingleses.
La conferencia de clausura la pronunciará el viernes Hugh Thomas, con el atractivo título Los andaluces que acompañaron a los grandes conquistadores. La apertura del ciclo corrió a cargo de Carlos Martínez Shaw (Sevilla, 1947). Un historiador en el sentido más renacentista de la palabra, a juzgar por sus múltiples pasiones y ocupaciones: este académico de la Historia es especialista en literatura japonesa ("me acaban de llegar las galeradas de la última novela de Harumi Murakami, ¿Qué quiero decir cuando digo correr?") y preside la Fundación de Estudios Taurinos. Esto último le interesa a la peruana Margarita Suárez: Juan Belmonte se casó con una limeña.
Martínez Shaw conoce un comercio muy específico que tiene tintes autobiográficos. "Hice mi tesis sobre los catalanes en la carrera de Indias. Estuve 27 años viviendo en Barcelona, aunque nunca dejé de ser bético. Me hice andaluz de Cataluña, sí, como Montilla, aunque yo hablo mejor el catalán que él. En la carrera de Indias ya se encuentran catalanes en la caña de azúcar de Cuba, en el Real de minas de México. El envío de barcos sufre un retroceso con el monopolio andaluz en la flota de galeones y se recupera a partir de 1740 con un producto que nadie se esperaba, el aguardiente. Después llegarían los tejidos de algodón o indianas, así llamados porque los hacían los ingleses en Calcuta".
Este historiador que debe su segundo apellido, Shaw, a "un inglés de Cádiz", regresó a Sevilla, a Heliópolis, y ahora tiene su despacho "en la distancia" como profesor de la UNED. El dibujo que ilustró su libro sobre los catalanes en la Carrera de Indias sirve también como tarjeta de presentación de este coloquio internacional sobre Andalucía y América.
Especialistas de Universidades de Oxford y Florida asisten a un intercambio también de conocimientos. La profesora Herrero cuenta que llegó a un documento gracias a una cita de Antonio Miguel Bernal. Andalucía fue epicentro si no de un imperio sí de un emporio (palabra que aparece en un libro sobre el esplendor de Cádiz editado en Amsterdam y que recordó el catedrático Juan José Iglesias). Coloquio que refuerza una Sevilla tan americana como desconocida que revela misterios como la colección mexicana de los duques de Montpensier (ponencia de María Isabel Simó, directora del Archivo de Indias), las Atarazanas en el tránsito de astillero medieval a almacén de las flotas de Indias (Pablo Emilio Pérez Mallaína), la figura de Chaunu (Rafael Sánchez Mantero) o el régimen jurídico de los Consulados mercantiles después del comercio libre (Antonia Heredia).
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