Islamofobia en Sevilla

La mezquita del centro, el cementerio y comercios de El Cerezo sufren ataques tras los atentados de Cataluña

Los afectados, sobre todo las mujeres, temen agresiones físicas

Fachada del cementerio musulmán con un mensaje islamófobo. / M. G.
Cristina Díaz

27 de agosto 2017 - 02:34

La fachada de la Fundación Mezquita Sevilla amaneció dos días después de los atentados de Barcelona con pintadas en los que se leían mensajes islamófobos. "Moro que reza machete a la cabeza", citaba uno de ellos, además de "Asesinos! Lo vais a pagar!" o "Stop Islam!". Jalid Nieto, portavoz de esta comunidad, los descubrió sobre las diez y media de la mañana, a su llegada al local, ubicado en Ponce de León. Su reacción fue coger un mantel de tela y cinta adhesiva para taparlo. "Tenía una reunión con una familia y no quería que los niños lo vieran. Cómo vamos a dejar que los niños crezcan con estos mensajes", comenta Jalid Nieto.

Tras los atentados de Cataluña, en los que fallecieron 15 personas, se han registrado una serie de ataques xenófobos en Sevilla a locales vinculados a la comunidad islámica, que teme nuevas represalias y sufrir agresiones físicas.

En la provincia hay unos 25.000 musulmanes y 19 mezquitas u oratorios

El incidente en Ponce de León, el primero que sufre esta mezquita desde su fundación hace doce años, fue denunciado ante la Policía Nacional por la comunidad afectada, aunque fueron los propios vecinos de la zona los que alertaron a la Policía Local en un primer momento. "Trabajadores de Tussam, que tienen en frente una casetilla, nos dijeron que las pintadas se realizaron entre las seis y las ocho de la mañana", aclara el portavoz.

Jalid Nieto lamenta los incidentes ocurridos en su mezquita y agradece el "aluvión de solidaridad" recibida por parte de los ciudadanos, el alcalde, Juan Espadas, y de todos los grupos políticos y, en especial, la del párroco de Santa Catalina. "Fue el primero que se dirigió a nosotros. Me dijo, 'estoy a vuestra disposición'. Y no es la primera vez que lo hace. Este gesto es muy confortable", admite.

A pesar de que la Policía Nacional sólo tiene constancia oficial, de momento, de este incidente, que supone un delito de odio, éste no ha sido el único ataque que se ha producido estos días en Sevilla. En la puerta de entrada al cementerio musulmán, que forma parte del de San Fernando, también apareció el mismo día una pintada islamóbofa. "Muerte al islam", rezaba el texto. En esta ocasión, la comunidad responsable del cementerio decidió no denunciar y borrar la pintada, quitándole así importancia. De hecho, ni el Ayuntamiento de Sevilla ni los trabajadores del cementerio de San Fernando tenían constancia de este incidente.

El marroquí Al-Bashir, vecino de El Cerezo desde hace doce años, también decidió pintar rápidamente la fachada de su carnicería Blanca Paloma, en la avenida Sor Francisca Dorotea, cuando apareció en grande y en mayúsculas la palabra asesinos. "No se dan cuenta de que por los errores de otros no podemos pagar todos", apunta el hombre de 36 años detrás del mostrador de la carnicería. "Yo soy musulmán y aún no entiendo por qué matan de ese modo, por qué lo hacen. No sé de dónde han sacado ese islam y esas escrituras que dicen. El islam es paz y en ningún sitio pone que se mate a la gente en nombre de la religión", aclara Al-Bashir.

La comunidad musulmana comenzó a asentarse en Sevilla en los años setenta. Sin datos oficiales, la Fundación Mezquita Sevilla calcula que en la provincia hay unas 25.000 personas que profesan el islam, y unos 8.500 en la capital. Muchos de ellos han nacido ya en España. Son descendientes de inmigrantes procedentes de Marruecos, principalmente. También destacan personas naturales de Argelia, Senegal y Malasia.

En cuanto al número de templos, el último informe del Observatorio del Pluralismo Religioso en España, dependiente del Ministerio de Justicia, detalla que en la provincia existen 19 mezquitas u oratorios. Sevilla es la segunda provincia andaluza con menos templos de este tipo, lista que lidera Almería con 50. La comunidad musulmana es la más importante en Sevilla, en número de fieles, tras la cristiana, por lo que sorprende que sólo existan 19 mezquitas frente a los 119 templos que posee la Iglesia Evangélica, por ejemplo.

En Sevilla capital, la comunidad musulmana se ha asentado históricamente en el distrito Macarena, especialmente en la barriada de El Cerezo y El Rocío, aunque el mayor crecimiento poblacional en los últimos años se ha producido en el distrito Cerro-Amate.

En El Cerezo, la mezcla de culturas sorprende. Aquí conviven latinos, con árabes, extranjeros del centro y sur de África y vecinos del barrio de toda la vida. "La convivencia siempre ha sido buena. Nunca he sufrido ningún ataque, salvo la pintada de esta semana. Supongo que pasarían por delante, verían el cartel en árabe y decidieron pintar", anota Al-Bashir sin dejar de trabajar. "Yo sólo intento vivir, como todos".

"Es una mafia", apostilla Tayb, otro carnicero de este barrio. "Yo no he sufrido ningún ataque, pero me consta que varios locales de la zona sí", responde el hombre en un tono muy bajo de voz. "Juegan con la mente de los más jóvenes. Se aprovechan de su inmadurez. ¿A que los que protagonizan los ataques no son personas de 50 años?", comenta este carnicero. "Nosotros no queremos líos. Queremos vivir en paz". Antes de concluir, resignado, Tayb reconoce que los incidentes como las pintadas "son comunes", no sólo tras un atentado.

Tras los sucesos de Cataluña se ha desatado una ola de islamofobia en todo el país, especialmente a través de las redes sociales, algo que no se produjo tras el 11M, o al menos con la misma dimensión, según la Plataforma Ciudadana contra la Islamofobia. También se han registrado agresiones físicas en Valencia a un menor de edad y a una mujer en Madrid.

"La comunidad está asustada, sobre todo las mujeres", asegura Mohammad Idrissi Alcaraz, vicepresidente de la comunidad musulmana Al-Hidaya, cuya mezquita se encuentra en la calle Los Romeros desde hace 15 años, en el distrito Macarena. "Ya reciben insultos en la calle por llevar pañuelo. Ahora temen que las ataquen", admite el hombre, cuya comunidad celebró el viernes tras el rezo de las tres de la tarde un minuto de silencio por las víctimas de los atentados de Cataluña y Cambrils y se condenó el terrorismo y la islamofobia.

"Es incómodo ir en el Metro y que te insulten o te miren mal por llevar el hijab (pañuelo)", reconoce la joven Mariam Bakali Tahiri, de 23 años y estudiante de Trabajo Social en la Universidad de Sevilla. Junto a ella, Kaoutar El Kadmiri recuerda cómo el pasado mes de junio, en el Ramadán, una noche, mientras oraban en el patio de la mezquita, al que tuvieron que salir ante la falta de espacio en el interior del local, un vecino del edificio les lanzó agua desde una de las ventanas. "No estábamos haciendo ruido, sólo rezábamos en la noche más importante para nosotros", apunta la joven de 21 años.

No todos los vecinos de El Cerezo quieren a hablar de los ataques y mensajes islamófobos. Muchos le quitan importancia, aseguran que ellos están bien, sonríen amablemente y dan las gracias, dando por finalizada la conversación.

Mohammad Idrissi matiza que el líder de la célula de Cataluña era un falso imán. "No tenía certificado y traficaba con drogas", apunta. "Los imanes son personas preparadas y formadas, con estudios de Teología y de Derecho Humano. Necesitan un certificado para ejercer", explica el vicepresidente de la comunidad musulmana Al-Hidaya. Cuando una comunidad no tiene recursos económicos, eligen entre ellos a la persona más preparada para que dirija la oración, pero éste no puede ser considerado un imán, ya que no cuenta con un certificado. "El error que cometió la comunidad de Ripoll fue no asegurarse de que este hombre, que se ofreció como imán, tuviera referencias y no pedirle sus antecedentes penales, algo que no es obligatorio pero que se aconseja siempre que se haga", afirma Mohammad Idrissi.

Jalid Nieto, portavoz de la Fundación Mezquita Sevilla, perteneciente a la Comunidad Islámica en España (CIE), asegura que es ésta la que forma a los imanes que acuden a la fundación. "Son seleccionados y educados en Historia de España, Filosofía o Literatura. Reciben una formación desde la base", comenta Nieto, de familia católica y que se convirtió al islam tras años de estudio e investigaciones sobre la historia de Andalucía, el pensamiento, las religiones existentes y sus propias raíces. "El imán tiene una relación muy directa con el presidente de su comunidad, pero no es independiente. Si el imán comete algún error, aunque sea en su vida personal, que puede afectar a la comunidad, es expulsado directamente".

Las comunidades musulmanas de Sevilla son especialmente cautelosas a la hora de detectar a los radicales. De hecho, hace unos años, denunciaron a un imán que predicaba la yihad en una mezquita de Los Palacios y Villafranca. El religioso fue expulsado de España y deportado a su país de origen. Más recientemente, hace escasos meses, la Policía Nacional tuvo constancia de la radicalización de una persona en el distrito Norte.

Sevilla nunca ha sido una ciudad que haya destacado por una presencia importante de radicales que profesen el islam, o la versión violenta que han hecho de esta religión, pero ésta no es razón para que un día no pueda aparecer un lobo solitario, como se conoce en el argot policial a aquellos terroristas que actúan solos. Con el objetivo de evitarlo, la Brigada de Información de Sevilla envió a principios de 2015 una polémica circular con instrucciones sobre cómo debían actuar los agentes en intervenciones en las que estuvieran implicadas personas de origen árabe.

El escrito, que fue desautorizado por la Dirección General de la Policía porque "no se ajustaba a derecho", pedía que se identificara a toda persona de origen árabe que consultara un ordenador en un coche o grabara vídeos en zonas no turísticas, entre otras actuaciones.

"Estamos siendo observados por todos aquellos que ven en el islam un enemigo. La comunidad musulmana, tras los atentados, nos hemos quedado en una posición muy difícil", apunta Jalid Nieto, que subraya: "Estamos en contra del terrorismo. Somos defensores del Estado de Derecho".

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